La opresión de los trabajadores (Santiago 5:1-6)
Santiago regresa al principio de que el trabajo debe atender las necesidades de otros. Sus palabras al comienzo del capítulo 5 son severamente críticas. Les advierte a los ricos, “Llorad y aullad por las miserias que vienen sobre vosotros” (Stg 1:5). Aunque puede que el oro en sus bóvedas y las batas en sus clósets luzcan tan brillantes como siempre, Santiago está tan seguro del juicio que vendrá sobre ellos, que habla como si sus riquezas ya se estuvieran descomponiendo: “Vuestras riquezas se han podrido y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y vuestra plata se han oxidado” (Stg 5:2–3). Su autoindulgencia solamente los ha “engordado” para “el día de la matanza” (Stg 5:5). Al parecer, el día de la matanza se refiere al día en el que Dios juzgará a todos los que llamó a liderar y cuidar a Su pueblo, pero que en vez de eso abusaron de ellos (Zac 11:4–7).
Estos ricos están condenados tanto por la manera en la que adquirieron su riqueza, como por lo que hicieron (o no hicieron) con ella cuando la obtuvieron. Santiago hace eco del Antiguo Testamento cuando los vitupera por sus prácticas de negocios injustas: “Mirad, el jornal de los obreros que han segado vuestros campos y que ha sido retenido por vosotros, clama contra vosotros; y el clamor de los segadores ha llegado a los oídos del Señor de los ejércitos” (Stg 5:4; comparar con Lv 19:13).[1] El dinero que debía estar en manos de los trabajadores se encuentra entre los fondos de los ricos. Y allí se queda, ya que acumulan su riqueza e ignoran a los necesitados a su alrededor (Stg 5:3).
Los líderes empresariales deben tener una diligencia especial al pagarles lo justo a sus trabajadores. Este estudio no abarca un análisis de lo que constituye un pago justo,[2] pero las palabras de Santiago “el salario no pagado a los obreros que les trabajaron sus campos” (Stg 5:4, NVI) acusan a estos dueños de tierras ricos de abusar de su poder. Se les debía un salario a los trabajadores, pero los ricos y poderosos encontraron una forma para no pagarles sin ser castigados por el sistema legal. A menudo, los ricos y poderosos tienen la capacidad de trastocar el poder judicial y es increíblemente fácil ejercer el poder de una forma injusta sin siquiera reconocerlo. Los abusos de poder incluyen clasificar erróneamente a los empleados como contratistas independientes, registrar incorrectamente a los trabajadores en un nivel de competencias menor, pagarle menos a las mujeres o a las minorías por hacer el mismo trabajo de otras personas y usar a niños para trabajos que sean tan peligrosos que los mismos adultos se rehúsen a realizarlos. Nunca se puede excusar el mal uso del poder solo porque es una práctica supuestamente generalizada.
Santiago también reprocha a los que “habéis vivido lujosamente sobre la tierra, y habéis llevado una vida de placer” (Stg 5:5). La cuestión de qué es vivir lujosamente y con placeres también es compleja, pero confronta a muchos cristianos de una forma u otra. La preocupación principal de Santiago en este pasaje es el bienestar del pobre, así que la pregunta más relevante podría ser, “¿la forma en la que vivo mejora o perjudica la vida de las personas pobres? ¿Lo que hago con el dinero ayuda a que las personas salgan de la pobreza o contribuye a que permanezcan en ella?”
Levítico 19 es uno de los pasajes favoritos de Santiago del Antiguo Testamento. Ver Luke Timothy Johnson, Brother of Jesus, Friend of God [Hermano de Jesús, amigo de Dios] (Grand Rapids: Eerdmans, 2004), 123ff.
Consulte “Pay” [El salario] , Pay at www.teologiadeltrabajo.org.