Judas

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

La breve carta de Judas pinta una imagen impactante de un lugar de trabajo bastante disfuncional: una iglesia deteriorada gracias a los líderes impíos. Algunos de los problemas son únicos de las iglesias, como negar a Jesucristo (Jud 4) y la herejía (“la rebelión de Coré”, Jud 11). Otros problemas podrían darse en un trabajo secular, como el rechazo de la autoridad, las burlas (Jud 8, NTV), la violencia (“el camino de Caín”) y la codicia (“el error de Balaam”, Jud 8).[1]

Los peores abusos son perpetrados por líderes que se llenan de comida a costa de sus rebaños. “Banquetean con vosotros sin temor, apacentándose a sí mismos” (Jud 12). Las palabras de Judas aplican igualmente para los líderes que malversan los fondos de la iglesia para sus propios placeres, para los ejecutivos que saquean un fondo de pensiones corporativo para respaldar las ganancias reportadas (y así sus bonos), o los empleados que navegan en internet durante sus horas laborales.

Al enfrentar estas actividades ilícitas, Judas da un mandato que es tan sorprendente en el trabajo como en la iglesia: tener misericordia. “Y tened misericordia de algunos que dudan; a otros, salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por la carne” (Jud 22–23). A Judas no le da temor tomar acciones fuertes contra el mal. Su misericordia no es suave o débil, como lo indican sus imágenes del fuego, el temor y los cuerpos contaminados. La misericordia de Judas es dura. Pero, aun así, es misericordia, porque su esperanza no es solamente castigar a los ofensores sino salvarlos.

Esta misericordia fuerte puede ser lo que requieren algunas situaciones laborales. Alguien que comete fraude, abusa de otros trabajadores o les miente a los clientes, no puede ser absuelto ligeramente. Eso solamente lleva a un mal mayor. Sin embargo, la disciplina no puede convertirse en simple venganza. A los ojos de Cristo, hay esperanza para todas las personas. El líder piadoso trata a cada persona con respeto y trata de discernir qué clase de disciplina puede llevarlos de regreso al redil.

Richard J. Bauckham, Jude, 2 Peter, ed. Bruce M. Metzger, David A. Hubbard, and Glenn W, Barker, vol. 50, Word Biblical Commentary (Dallas: Word, 1983).