Fundamentos teológicos

Propósito

Esta declaración de Fundamentos teológicos define algunos temas principales que reconocemos que es importante considerar al reflexionar en el significado del trabajo desde una perspectiva bíblica.

Posición teológica general

Afirmamos la fe cristiana ortodoxa/histórica como se representa, por ejemplo, en el Credo de los apóstoles y el Credo Niceno.s.

La Biblia

La fuente principal y la autoridad final que guía nuestra teología del trabajo es la Biblia. Este es un esfuerzo por entender su enseñanza e ideas generales a partir de un análisis minucioso de cada libro que la compone.

La Teología del Trabajo

I. El Trabajo de Dios – Padre, Hijo y Espíritu

Nuestra teología del trabajo se desarrolla a la luz de un entendimiento bíblico del trabajo de Dios, la Santa Trinidad del Padre, el todopoderoso creador del cielo y la tierra; nuestro Señor Jesucristo, el único Hijo de Dios, que vino a la tierra para salvarnos; y el Espíritu Santo, el dador de la vida:

  1. De crear y sostener todo lo que es y encargarles a los seres humanos, creados a la imagen de Dios, que cuiden, cultiven y gobiernen sobre la creación por medio de su trabajo.
  2. De redimir a la humanidad y el resto de la creación, incluyendo el mundo del trabajo, del pecado y sus consecuencias destructivas a través del trabajo de la vida del Hijo encarnado, Su muerte y Su resurrección.
  3. De reunir todas las cosas de la tierra y del cielo para formar una nueva creación redimida y transformada en Cristo.

Esta perspectiva del trabajo de Dios (tanto lo que Dios hace como la forma en la que lo hace) nos ha llevado a explorar el significado del trabajo humano a la luz de estos cuatro temas principales: la creación, la caída, la redención y la nueva creación.

II. La Creación

  1. A la creación original de Dios se le califica como buena y el trabajo se les da a los seres humanos, hombre y mujer, para cooperar como socios bajo la autoridad de Dios con la meta del cumplimiento de los propósitos de Dios para la creación.
  2. 2. El trabajo de Dios es diferente al nuestro. Dios creó todo lo que existe, incluyéndonos a nosotros, a partir de la nada. Cualquier creación nuestra depende de que usemos lo que Dios ya nos ha dado. Sin embargo, como seres humanos hechos a la imagen de Dios, el ejemplo del trabajo de Dios tiene mucho que enseñarnos acerca de la forma en la que Dios desea que veamos nuestro trabajo.
  3. Los seres humanos pueden experimentar satisfacción y encontrar significado al realizar un trabajo bueno y creativo en colaboración con Dios. Por medio del trabajo, Dios cultiva nuestro desarrollo personal y nuestro crecimiento espiritual.
  4. El trabajo tiene un valor intrínseco y también encuentra satisfacción en el servicio a otros y siendo un acto de adoración a Dios.
  5. El trabajo conecta a las personas para un beneficio mutuo. Ayudamos a sustentar la vida, construir comunidad y aprender a amar a nuestro prójimo a través de la forma en la que trabajamos y de los resultados del trabajo.
  6. Dios llama a las personas a trabajar en el grado en que puedan hacerlo, con base en sus habilidades y los dones que Dios les ha dado.
  7. No existe una jerarquía en el llamado: los misioneros, los plomeros, los padres, los educadores, las personas que trabajan en negocios y todos los que se desempeñan en cualquier ocupación legítima pueden servir a Dios por medio de su trabajo.
  8. El trabajo incluye muchos aspectos de la vida por medio de los cuales manifestamos activamente nuestra vocación como cristianos, incluyendo tanto el trabajo pago como el no remunerado, el trabajo en el hogar, en la comunidad y en el mercado, además de un balance saludable entre la actividad y el descanso.

III. La caída

  1. Las consecuencias de la rebelión de Adán y Eva se experimentan en todas partes, en la perturbación de nuestra relación con Dios, con otras personas y el resto de la creación, lo que incluye nuestro trabajo diario.
  2. La caída en el pecado no destruyó el valor intrínseco del trabajo, sino que distorsionó tan radicalmente el mundo del trabajo que este se experimenta como algo difícil, inútil y una lucha por la supervivencia que no tiene mucho sentido de satisfacción y significado, y es difícil conectarlo con el servicio a Dios. Con frecuencia, incluso los que hacen un buen trabajo experimentan dificultades y todavía luchan por producir buenos resultados. Muchas personas luchan tanto por sobrevivir que les es difícil encontrar un trabajo bueno y creativo que les permita prosperar.
  3. Nuestro propio pecado, como resultado de la caída, hace que trabajemos con la mira en nuestros propios propósitos, en formas que no glorifican a Dios y que perjudican el mundo.
  4. Debido al pecado, algunos se rehúsan a trabajar y otros idolatran su trabajo.
  5. Por causa de la caída, debemos confesar humildemente nuestra culpa personal en el trabajo y la complicidad vergonzosa en estructuras pecadoras y circunstancias opresivas y de división. Enfrentamos muchas luchas, decisiones difíciles y dilemas que nos obligan a vivir y trabajar confiando en el perdón y la gracia de Dios.

IV. La redención

  1. Cristo vino a redimir al mundo, incluyendo el mundo del trabajo.
  2. Los cristianos, empoderados por el Espíritu Santo, estamos llamados a ser socios o compañeros de trabajo de Dios, poniendo las cosas donde deben ser en todos los campos de la vida.
  3. Los trabajadores y los lugares de trabajo requieren desesperadamente la redención de la obra salvadora de Cristo. Por medio de nuestro trabajo y de la forma en que lo hacemos, los cristianos damos testimonio de que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida.
  4. No esperamos transformar totalmente nuestros lugares de trabajo por medio de nuestros propios esfuerzos. Solamente Dios puede hacerlo. Fomentamos el realismo bíblico, que espera marcar la diferencia y cultiva la esperanza con la ayuda de Dios, al tiempo que buscamos evitar una clase de optimismo ingenuo que promueve sueños falsos y el pesimismo fatalista que provoca desespero.
  5. Las relaciones que establecemos con personas no creyentes en nuestro trabajo nos dan la oportunidad de dar testimonio del amor y la gracia de Dios y de compartir nuestra fe.
  6. La vida, la muerte, la resurrección y el regreso de Jesús nos dan a entender que el final de la historia no es la mezcla de satisfacción y frustración que experimentamos actualmente en el trabajo.
  7. Aunque nos motive la idea de una realidad redimida alternativa, nuestro llamado es a vivir y trabajar y liderar con humildad, reconociendo nuestro propio pecado y nuestras limitaciones y el amor de Dios por toda la humanidad.

V. La nueva creación

  1. Dios comienza Su nueva creación futura en medio del orden del mundo actual y lo hace en parte por medio del trabajo que hacemos para Él día a día.
  2. En la nueva creación de Dios, el reino de Jesús acaba con nuestras luchas actuales respecto al trabajo para que podamos experimentar los frutos productivos de nuestro trabajo.
  3. La nueva creación de Dios incluye descansar del trabajo duro y de la injusticia que caracteriza gran parte del trabajo en el mundo actual.
  4. Nuestro trabajo actual adquiere significado y esperanza cuando le damos un vistazo al futuro de Dios. Con antelación, la Biblia nos llama a “estar firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).
  5. De acuerdo con la promesa de Dios, no anhelamos una existencia incorpórea, sino la resurrección en los “nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13) y donde todo trabajo inútil y frustrante será reemplazado por un trabajo satisfactorio y que glorifica a Dios (Isaías 65:17–23).