La caída de Noé (Génesis 9:20-29)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Después de su trabajo heroico a favor de la humanidad, a Noé le ocurre un incidente doméstico lamentable que comienza —como muchas tragedias domésticas y laborales— con el abuso de sustancias, en este caso el alcohol (agrega a la lista de las innovaciones de Noé la producción de bebidas alcohólicas, en Gn 9:20). Después de embriagarse, Noé se desmaya desnudo en su tienda. Su hijo Cam entra, lo ve en este estado y alerta a sus hermanos, quienes entran a la tienda con prudencia y de espaldas, y cubren a su padre sin mirarlo en su desnudez. Para la mayoría de lectores modernos es difícil entender qué es tan vergonzoso o inmoral en esta situación, pero Noé y sus hijos entienden claramente que esto era un desastre familiar. Cuando Noé vuelve en sí y se entera, su respuesta destruye para siempre la tranquilidad de la familia. Noé maldice los descendientes de Cam a través de Canaán y los hace esclavos de los descendientes de sus otros dos hijos, lo que sienta las bases para miles de años de enemistad, guerra y atrocidad entre la familia de Noé.

Puede que Noé sea la primera persona de gran prestigio que cae en desgracia, pero no es la última. Pareciera que la grandeza nos vuelve vulnerables al fracaso moral, especialmente en nuestras vidas personales y familiares. En un instante, todos podríamos nombrar una docena de ejemplos en el panorama mundial. El fenómeno es tan común que resulta en proverbios bíblicos como, “delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu” (Pr 16:18), o dichos coloquiales como “cuanto más grandes, más duro caen”.

Noé es sin duda una de las grandes figuras de la Biblia (Heb 11:7), así que la mejor respuesta es no juzgarlo, sino pedirle a Dios Su gracia para nosotros mismos. Si estamos buscando la grandeza, es mejor buscar primero la humildad. Si llegamos a ser grandes, es mejor rogar a Dios por gracia para evitar el destino de Noé. Si hemos caído en forma similar a Noé, confesemos rápidamente y pidámosle a los que están a nuestro alrededor que nos ayuden a no convertir una caída en un desastre al justificarnos a nosotros mismos.