Límites (Génesis 2:3; 2:17)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Trabajar a imagen de Dios es ser bendecido con los límites que Dios establece (Génesis 2:3)

Ya que somos creados a imagen de Dios, debemos acatar límites en nuestro trabajo. “Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él había creado y hecho” (Gn 2:3). ¿Dios descansó porque estaba exhausto o descansó para darnos a nosotros, los portadores de Su imagen, un ciclo ejemplar de trabajo y descanso? El cuarto de los diez mandamientos nos dice que el descanso de Dios tiene la intención de ser ejemplo para nosotros.

Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es día de reposo para el Señor tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que está contigo. Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó. (Éx 20:8–11)

Mientras que los religiosos se inclinaron durante siglos a amontonar regulaciones definiendo lo que significaba guardar el Sabbath, Jesús dijo claramente que Dios hizo el Sabbath para nosotros, para nuestro beneficio (Mr 2:27). ¿Qué aprendemos de esto?

Dios equipa a las personas para que trabajen dentro de ciertos límites (Génesis 2:17)

Cuando, como Dios, nos detenemos en nuestro trabajo en el que sea nuestro séptimo día, reconocemos que nuestra vida no la define únicamente el trabajo o la productividad. Walter Brueggemann lo dijo de esta manera, “el Sabbath representa un testimonio visible de que Dios está en el centro de nuestra vida; que la producción y consumo humanos ocurren en un mundo ordenado, bendecido y contenido por el Dios de toda la creación”.[1] En cierto sentido, nosotros renunciamos a una parte de nuestra autonomía y abrazamos nuestra dependencia de Dios, nuestro Creador. De lo contrario, vivimos con la ilusión de que la vida está completamente bajo el control humano. Parte de hacer del Sabbath un aspecto regular en nuestra vida laboral reconoce que, en última instancia, Dios está en el centro de nuestra vida (encuentra más información del tema del Sabbath, el descanso y el trabajo en las secciones de “Marcos 1:21–45”, “Marcos 2:23–3:6”, “Lucas 6:1–11” y “Lucas 13:10–17”).

Al bendecir a los seres humanos con Su propio ejemplo de guardar los días de trabajo y los Sabbath, Dios les da instrucciones específicas a Adán y Eva acerca de los límites de su trabajo. En medio del jardín del Edén, Dios planta dos árboles, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn 2:9). El segundo árbol está prohibido. Dios le dice a Adán, “De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás” (Gn 2:16–17).

Los teólogos han especulado bastante acerca de por qué Dios pondría un árbol en el Jardín del Edén al que no quería que los habitantes tuvieran acceso. En los comentarios generales se pueden encontrar varias hipótesis, y no necesitamos establecer una respuesta aquí. Para nuestro estudio, es suficiente notar que no todo lo que se puede hacer se debería hacer. La imaginación y habilidades humanas pueden trabajar con los recursos de la creación de Dios de formas contrarias a las intenciones, propósitos y mandamientos de Dios. Si queremos trabajar con Dios, en vez de trabajar contra Él, debemos decidir respetar los límites que Él establece, en vez de hacer todo lo que sea posible en la creación.

Francis Schaeffer ha señalado que Dios no les dio la opción a Adán y Eva entre un buen árbol y un mal árbol, sino que les dio la posibilidad de escoger si querían o no adquirir el conocimiento del mal (ellos ya conocían el bien, por supuesto). Al crear ese árbol, Dios les abrió la posibilidad de conocer el mal, pero al hacerlo, Dios validó la elección. Todo el amor está basado en la decisión; sin una decisión, la palabra amor carece de significado.[2] ¿Adán y Eva podrían haber amado y confiado en Dios lo suficiente como para obedecer Su mandato acerca del árbol? Dios espera que aquellos que tienen una relación con Él sean capaces de respetar los límites que dan lugar a lo bueno en la creación.

En los lugares de trabajo actuales, seguimos encontrando bendición cuando acatamos ciertos límites. La creatividad humana, por ejemplo, surge tanto de límites como de oportunidades. Los arquitectos encuentran inspiración en los límites del tiempo, dinero, espacio, materiales y propósito impuestos por el cliente. Los pintores encuentran la expresión creativa cuando aceptan los límites del medio con el que deciden trabajar, comenzando con las limitaciones de representar un espacio tridimensional en un lienzo bidimensional. Los escritores encuentran genialidad cuando enfrentan la página y los límites de las palabras.

Todo el trabajo bueno respeta los límites de Dios. La capacidad de la tierra tiene límites en cuanto a extracción de recursos, polución, modificación del hábitat y el uso de las plantas y animales como alimentos, vestido y otros propósitos. El cuerpo humano posee gran fuerza, resistencia y capacidad de trabajo, aunque con limitaciones. Alimentarse saludablemente y ejercitarse tienen límites. Hay límites por los que distinguimos la belleza de la vulgaridad, el criticismo del abuso, el lucro de la codicia, la amistad de la explotación, el servicio de la esclavitud, la libertad de la irresponsabilidad, y la autoridad de la dictadura. En la práctica, podría ser difícil saber con exactitud dónde está la línea y debería admitirse que los cristianos se han equivocado frecuentemente al inclinarse por la conformidad, el legalismo, el prejuicio y la monotonía sofocante, especialmente cuando proclaman lo que otras personas deberían o no deberían hacer. No obstante, el arte de vivir como portadores de la imagen de Dios requiere aprender a discernir las bendiciones de acatar los límites establecidos por Dios y que son evidentes en Su creación.

Walter Brueggemann, "Sabbath," in Reverberations of Faith: A Theological Handbook of Old Testament Themes (Louisville: Westminster John Knox Press, 2002), 180.

Francis A. Schaeffer, Genesis in Space and Time (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1972), 71-72.

Jim Moats, "The Gift of Limits," Ethix 71, April 12, 2010, http://ethix.org/2010/08/12/the-gift-of-limits.