Rahab: Situaciones diversas requieren trabajo ezer (Josué 2)

Artículo / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

A veces mujeres sorprendentes son llamadas a mostrarse como ezers en situaciones inusuales. Rahab fue uno de esos ejemplos. Esta es la historia detrás. Dios había usado a Moisés para libertar al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, y Moisés había conducido a este enorme grupo de personas durante cuarenta años en el desierto antes que llegaran al oriente de Canaán, listos para conquistar la Tierra Prometida. Para entonces, Moisés había muerto y Josué tomó el mando de alrededor de tres millones de personas acampadas al este del Río Jordán, en la otra ribera de su destino.

En tanto que los israelitas (el pueblo hebreo) se preparaban para la batalla, su primer objetivo era la importante ciudad amurallada de Jericó. Como un sabio comandante, Josué envió espías al otro lado del río para que se informaran todo lo posible acerca de la ciudad. Entra la mujer ezer llamada Rahab. La mayoría de las traducciones bíblicas nos dicen que ella era una prostituta, aunque algunos piensan que era simplemente una mesonera. Independientemente de su profesión, ella tenía una casa que atravesaba el doble muro alrededor de Jericó, una buena ubicación desde donde los dos espías podían llevar a cabo su misión. Josué 2 relata la experiencia de ellos allí.

El rey de Jericó oyó de los espías y envió un contingente de soldados a arrestarlos. Pero Rahab ocultó a los espías sobre su techo plano bajo manojos de lino que secaba allí. Ella les dijo a los soldados que los hombres habían venido a ella, pero se habían ido, y si los soldados se apresuraban, alcanzarían a los espías en el camino de vuelta al río. Cuando ya no había moros en la costa, Rahab subió al techo y tuvo una fascinante conversación con los dos espías israelitas.

¿Cómo es que una prostituta cananea podía mentir a las autoridades y aun así ser una mujer ezer? La respuesta está en su conversación con los dos espías, en la que ella dijo:

Sé que el Señor os ha dado la tierra, y que el terror vuestro ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes de la tierra se han acobardado ante vosotros. Porque hemos oído cómo el Señor secó el agua del mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y de lo que hicisteis a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán… a quienes destruisteis por completo. Y cuando lo oímos, se acobardó nuestro corazón, no quedando ya valor en hombre alguno por causa de vosotros; porque el Señor vuestro Dios, Él es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Ahora pues, juradme por el Señor, ya que os he tratado con bondad, que vosotros trataréis con bondad a la casa de mi padre, y dadme una promesa segura (Josué 2:8-12).

Rahab había llegado a creer que el Señor de los israelitas era efectivamente «Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra». Dándoles la espalda a los dioses y diosas de Canaán y a su lealtad a su propio pueblo, ella refugió a los espías y les salvó la vida. Había llegado a ser creyente en el Señor y estaba dispuesta a arriesgar su propia vida para promover los propósitos de Dios. Ella usó su poder ezer para respaldar su nueva lealtad. Descolgó a los espías con una fuerte cuerda desde una ventana en el muro exterior y los puso en camino a salvo. Puedes leer la historia de cómo Dios entregó asombrosamente Jericó en manos de los israelitas en Josué 6. Al final Rahab y toda su familia pasaron a formar parte pueblo de Dios. Todo lo que había hecho en el pasado se volvió irrelevante cuando se unió al Dios de Israel. Dios no la responsabilizó por su pasado, sino que le dio un nuevo comienzo. Esta no es la última vez que escuchamos de Rahab en la Biblia. En Mateo 1 descubrimos su nombre entre los ancestros de Jesucristo.

Esta mujer ezer está ante nosotros, dando testimonio de las posibilidades dentro de cada uno de nosotros. No importa lo que seas, o lo que pueda perseguirte de tu pasado, debes saber que Dios no mira aquello, sino lo que puedes llegar a ser por la fe. Dios es el Dios de los nuevos comienzos.