La fidelidad en medio del trabajo duro (Habacuc 2:1; Sofonías 2:1-4)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Existe otra dinámica en el trabajo en el exilio. A pesar del énfasis de Nahúm, Habacuc y Sofonías en el castigo, durante este periodo las personas también comenzaron a aprender de nuevo a trabajar en servicio fiel a Dios. Esto se explora más en otros capítulos, tales como “Jeremías y Lamentaciones y el trabajo” y “Daniel y el trabajo”, Jeremiah & Lamentations and Work and Daniel and Work, pero también se da a entender aquí en los libros de los Doce. El punto clave es que incluso en las circunstancias penosas del exilio, todavía es posible ser fiel. Cuando Habacuc vio la matanza a su alrededor, sin duda deseando estar en otro lugar, decidió permanecer en su puesto y escuchar la palabra de Dios allí (Hab 2:1). Sin embargo, es posible hacer más que simplemente permanecer en el puesto, aunque eso sea valioso. También podemos encontrar una forma de ser justos y humildes.

Buscad al Señor, vosotros todos, humildes de la tierra que habéis cumplido Sus preceptos; buscad la justicia, buscad la humildad. Quizá seréis protegidos el día de la ira del Señor. (Sof 2:3)

No existen los lugares de trabajo ideales. Algunos son profundamente difíciles para el pueblo de Dios, con concesiones en múltiples formas, mientras que otros tienen defectos en formas más comunes. Pero incluso en los lugares de trabajo difíciles, podemos ser testimonios fieles de los propósitos de Dios, tanto en la calidad de nuestra presencia como en la calidad de nuestro trabajo. Habacuc nos recuerda que no importa lo poco fructífero que parezca nuestro trabajo, Dios está presente con nosotros allí, dándonos un gozo que ni siquiera las peores condiciones laborales podrían apagar completamente.

Aunque la higuera no eche brotes,
ni haya fruto en las viñas;
aunque falte el producto del olivo,
y los campos no produzcan alimento;
aunque falten las ovejas del aprisco,
y no haya vacas en los establos,
con todo yo me alegraré en el Señor,
me regocijaré en el Dios de mi salvación.
El Señor Dios es mi fortaleza;
Él ha hecho mis pies como los de las ciervas,
y por las alturas me hace caminar. (Hab 3:17–19)

O, como lo expresa la paráfrasis de Terry Barringer,

Aunque se venza el contrato,
Y no hayan empleos disponibles;
Aunque no haya demanda para mis habilidades,
Y nadie publique mi trabajo.
Aunque se acaben los ahorros,
Y la pensión no sea suficiente para sustentarme;
Con todo yo me alegraré en el Señor,
Me regocijaré en el Dios de mi salvación.[1]

Como señala el versículo 19, el trabajo bueno es posible incluso en medio de circunstancias difíciles, porque el Señor es nuestra fortaleza. La fidelidad no es solo un tema de soportar la dificultad, sino también de mejorar incluso la peor situación en todas las formas que podamos.

Terry Barringer, citado en The Bible and the Business of Life [La Biblia y el negocio de la vida], ed. Gordon Preece y Simon Carey Holt (Adelaide: ATF, 2004), 215.