El trabajo y la identidad (Hechos 8-12)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

La siguiente sección de Hechos mueve la comunidad cristiana, por el poder del Espíritu, a través de las barreras culturales mientras se predica el evangelio de Jesucristo a los extranjeros (los samaritanos), los marginados sociales (el eunuco etíope), los enemigos (Saúl) y todas las etnias (los gentiles). Esta sección tiende a presentar a los personajes mencionando sus ocupaciones (de forma general). En esta sección encontramos a:

  • Simón, el mago (Hch 8:9–24)
  • Un eunuco etíope, que es un funcionario económico importante de la reina de Etiopía (Hch 8:27)
  • Saúl, el fariseo y perseguidor de los cristianos (Hch 9:1)
  • Tabita, la confeccionista de prendas de vestir (Hch 9:36–43)
  • Cornelio, un centurión romano (Hch 10:1)
  • Simón, un curtidor (Hch 10:6)
  • Herodes, un rey (Hch 12)

Lucas no se interesa profundamente en las cuestiones laborales en esta sección, así que debemos ser cuidadosos de no darle demasiada importancia a la mención de las ocupaciones. La idea que Lucas quiere transmitir es que la forma en la que estas personas ejercen su vocación los caracteriza porque se dirigen al reino o se alejan de él.

Los que se dirigen al reino de Dios usan los frutos de su labor para servir a otros como testigos de dicho reino. Los que se alejan del reino de Dios usan los frutos de su labor solamente para el beneficio personal. Esto es evidente gracias a un corto resumen sobre algunos de estos personajes. Varios de ellos solo buscan la ganancia personal y el poder y los recursos que conlleva su trabajo:

  • Simón les ofrece dinero a los apóstoles para poder tener el poder de conceder el Espíritu Santo (Hch 8:18–19) —un claro esfuerzo para mantener su estatus social con “el que se llama el Gran Poder de Dios” (Hch 8:10).
  • Saúl usa su red de relaciones para perseguir a los seguidores de Jesús (Hch 9:1–2) con el fin de proteger el estatus social del que disfrutaba como judío celoso (Hch 22:3) y fariseo (Hch 26:5).
  • Herodes usa su poder como rey cliente de Roma para reafirmar su popularidad matando al apóstol Jacobo (Hch 12:1–2). Después, Herodes permite que otros lo aclamen como un dios, el estatus de patrón supremo que reclaman los emperadores romanos (Hch 12:20–23).

Las consecuencias de estos actos son nefastas. Pedro reprende fuertemente a Simón (Hch 8:20–23). A Saúl lo confronta el mismo Jesús resucitado, quien se identifica con la misma comunidad que Pablo está persiguiendo (Hch 9:3–9). Herodes es herido por un ángel del Señor y los gusanos se comen su cuerpo (Hch 12:23). Por el contrario, encontramos varias personas que usan su posición, poder o recursos para bendecir y traer vida:

  • Tabita, la confeccionista, crea prendas de vestir para compartir con las viudas de su comunidad (Hch 9:39).
  • Simón, quien trabaja con cuero, le abre su hogar a Pedro (Hch 10:5).
  • Cornelio, un centurión romano reconocido por su generosidad (Hch 10:4), usa sus conexiones para invitar a un gran número de amigos y familiares a escuchar la predicación de Pedro (Hch 10:24).

Aunque fue presentado antes de esta sección, Bernabé —de quien sabemos que es levita en Hch 4:37— usa su posición dentro de la comunidad para ayudar a Saúl a entrar a la comunidad apostólica aunque los apóstoles se resistieran (Hch 9:26–27) y para validar la conversión de los gentiles en Antioquía (Hch 11:22–24). Deberíamos notar que Hechos 11:24 comparte el secreto de la habilidad de Bernabé para usar sus recursos y posición de una manera que edifica la comunidad de cristianos. Allí aprendemos explícitamente que Bernabé era “lleno del Espíritu Santo”.

El mensaje en todos estos ejemplos es consistente. El poder, el prestigio, la posición y los recursos que provienen del trabajo deben usarse para el bien de otros y no solo para beneficio propio. El ejemplo que tenemos es nadie menos que Jesús, que en el Evangelio de Lucas usa Su autoridad para el beneficio del mundo y no solo por Su propio bien.

Hechos 11:27–30 da un ejemplo en la comunidad del uso de los recursos para el bien de los que tienen necesidades. En respuesta a una profecía inspirada por el Espíritu acerca de una hambruna mundial, “Los discípulos, conforme a lo que cada uno tenía, determinaron enviar una contribución para el socorro de los hermanos que habitaban en Judea” (Hch 11:29). Aquí vemos el uso del fruto de la labor humana para el beneficio de otros y también vemos que esta clase de generosidad no era simplemente espontánea y esporádica, sino planeada, organizada y profundamente intencional. (La colecta para la iglesia en Jerusalén se discute con más profundidad en la sección de 1 Corintios 16:1–3 en “1 Corintios y el trabajo”).

Hechos 11:1–26 comienza el relato de cómo la comunidad cristiana resolvió una disputa profunda acerca de si los gentiles debían convertirse al judaísmo antes de convertirse en seguidores de Jesús. Esta disputa se discute en una sección en el capítulo 15 más adelante.