Introducción a 2 Corintios
Mientras que 1 Corintios nos da un entendimiento sin igual sobre la vida diaria de una iglesia del Nuevo Testamento, 2 Corintios nos ofrece un vistazo único al corazón y el alma del apóstol que fundó y construyó esta iglesia. En esta carta vemos el trabajo de Pablo enseñando y siendo un ejemplo de transparencia, gozo, buenas relaciones, sinceridad, buena reputación, servicio, humildad, liderazgo, buen desempeño y rendición de cuentas, reconciliación, trabajo con no creyentes, ánimo, generosidad, cumplimiento oportuno de sus obligaciones y el uso correcto de la riqueza.
Estos temas relacionados con el trabajo surgieron debido a las luchas y oportunidades diarias que Pablo tuvo en su propio trabajo como apóstol. Durante el periodo anterior a la escritura de 2 Corintios, Pablo enfrentó muchos “conflictos por fuera, temores por dentro”, como él mismo los describe (2Co 7:5). Estos tuvieron un impacto claro en él y el resultado es una carta como ninguna otra en el Nuevo Testamento —intensamente personal, que muestra un gran rango de emociones desde la angustia hasta la inquietud, la euforia y la confianza. Como resultado de esta adversidad, Pablo se convirtió en un líder y trabajador más eficaz. Todos los que quieren aprender a ser más eficaces en su trabajo —y quienes están dispuestos a confiar en que Dios les dará la habilidad para hacerlo— encontrarán un modelo práctico en Pablo y sus enseñanzas en 2 Corintios.
Las interacciones de Pablo con la iglesia en Corinto (2 Corintios)
En la introducción a 1 Corintios vimos que Pablo estableció la iglesia de Corinto durante su primera estancia allí (en invierno del 49/50 hasta el verano del 51). Más tarde, le escribió a esta iglesia una carta que ya no existe (como se menciona en 1Co 5:9) y una carta que sí, que es la que conocemos como 1 Corintios. También visitó la iglesia tres veces (2Co 12:14; 13:1). Gracias a Romanos 16:1, sabemos que Pablo escribió su epístola a los romanos durante una de sus estadías en Corinto.
No obstante, la relación de Pablo con la iglesia en Corinto se volvió tensa. En un momento, les escribió lo que se llamó “la carta severa”,[1]—que aparentemente fue bastante dura (ver 2Co 2:4). Se las envió con Tito, con la esperanza de que produjera un cambio de corazón entre sus antagonistas en ese lugar. El conflicto no resuelto con la iglesia en Corinto hizo que Pablo estuviera inquieto mientras esperaba su respuesta (2Co 1:12–13). Cuando Tito llegó finalmente en otoño del 55, trajo buenas noticias de Corinto. De hecho, la carta severa de Pablo había sido bastante beneficiosa. Los creyentes en Corinto que habían sido la causa de tanto dolor, realmente estaban sufriendo por la ruptura de su relación con Pablo y su dolor los había llevado al arrepentimiento (2Co 7:8–16).
En respuesta a esas noticias, Pablo escribió 2 Corintios, más exactamente los primeros siete capítulos, para expresar su gozo y gratitud tanto a Dios como a los corintios por la relación que se restauró entre ellos. En estos capítulos demuestra la clase de transparencia, gozo, interés por las relaciones, integridad, reputación, servicio, dependencia de Dios, conducta ética, carácter y ánimo que Dios desea que tengan todos los cristianos. Luego de esto, en los capítulos 8 y 9, se ocupa de los temas de la generosidad y el cumplimiento oportuno de las obligaciones mientras exhorta a los corintios a contribuir para los cristianos en Jerusalén, lo cual habían prometido hacer. En esta sección, Pablo destaca la manera en la que la generosidad de Dios suple nuestras necesidades, no solamente para que no nos falte nada de lo que necesitamos, sino también para que tengamos suficiente para compartir con otros. En los capítulos 10 al 13 describe las características del liderazgo piadoso, tal vez como respuesta a las noticias perturbadoras que recibió acerca de unos tales “superapóstoles” que estaban engañando a algunas de las iglesias de Corinto. Aunque aquí no tratamos el tema del liderazgo de la iglesia como tal, las palabras de Pablo en esta sección se aplican directamente para todos los lugares de trabajo.
Ver Charles H. Talbert, Reading Corinthians: A Literary and Theological Commentary on 1 and 2 Corinthians [Leyendo Corintios: un comentario literario y teológico de 1 y 2 Corintios] (Nueva York: Crossroad, 1987), xviii–xxi.