Tipos de llamado de dios

Artículo / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

El llamado a pertenecer a cristo y participar en su obra redentora en el mundo

Regresar al Índice Regresar al Índice

En la Biblia, la palabra «llamado» se usa con mayor frecuencia para referirse a pertenecer a Cristo y participar en su obra redentora en el mundo. Este sentido de llamado es especialmente prominente en las cartas de Pablo.

Romanos 1:6

…están incluidos también ustedes, a quienes Jesucristo ha llamado.

Romanos 8:28

Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

1 Timoteo 2:4

[Dios] quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.

2 Corintios 5:17-20

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios».

El llamado a pertenecer a Cristo va más allá que los tipos de «llamado» del mundo laboral que son el foco principal de este artículo. Por tal motivo, es importante comenzar nuestro análisis del llamado con el llamado a seguir a Jesús. Es un llamado a una relación restaurada con Dios y con las demás personas y con el mundo que nos rodea. Encierra todo el ser y el hacer de la persona. Esto nos recuerda que el llamado a un tipo de trabajo específico es secundario respecto al llamado a pertenecer a Cristo y a participar en su redención del mundo.

En particular, nuestro trabajo debe ser una parte esencial de nuestra participación en Cristo mismo. Su obra de creación subyace al acto de creatividad y producción en el universo (Juan 1:1-3). Su obra de redención puede ocurrir en cada lugar de trabajo a través de la justicia, la sanidad, la reconciliación, la compasión, la bondad, la humildad y la paciencia (Colosenses 3:12). La obra redentora no se limita a la evangelización, sino que abarca todo lo necesario para hacer del mundo lo que Dios siempre pretendió que fuera. Esta obra redentora ocurre en armonía con la obra de creación, producción y sustento que Dios le delegó a la humanidad en el Huerto del Edén. La Biblia no indica que la obra de redención haya reemplazado la obra de creación. Ambas continúan, y, en general, a los cristianos se les manda que participen tanto en la obra de creación como en la de redención1.

John Stott, Christian Mission in the Modern World (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1975, 2008), 48-54.

El llamado universal a trabajar

Regresar al Índice Regresar al Índice

Antes que podamos discutir la posibilidad de la dirección de Dios a un tipo de trabajo específico, debemos reconocer el mandato de Dios de que todos trabajen en la medida que sean capaces. El mandato o llamado de Dios a trabajar llega al comienzo mismo de la Biblia, donde Dios elige involucrar a los seres humanos en la obra de creación, producción y sostenimiento. El trabajo permanece hasta el mismo final de la Biblia. Hay trabajo en el Huerto del Edén, y hay trabajo en el cielo nuevo y la tierra nueva.

Genesis 1:27-28

Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo».

Genesis 2:15, 19-20

Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara… Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce. Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo. Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre.

Éxodo 20:9

Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer.

2 Tesalonicenses 3:10

Porque, incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: «El que no quiera trabajar, que tampoco coma».

Apocalipsis 21:24-26

Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes de la tierra le entregarán sus espléndidas riquezas. Sus puertas estarán abiertas todo el día, pues allí no habrá noche. Y llevarán a ella todas las riquezas y el honor de las naciones.

Isaías 65:21-22

Construirán casas y las habitarán; plantarán viñas y comerán de su fruto. Ya no construirán casas para que otros las habiten, ni plantarán viñas para que otros coman. Porque los días de mi pueblo serán como los de un árbol; mis escogidos disfrutarán de las obras de sus manos.

Basados en estos pasajes, podríamos decir que todos están «llamados» a trabajar, siempre que reconozcamos que en este sentido «llamados» en realidad significa «mandados». Dios te manda que trabajes, aun si no te envía una oferta de empleo específica. De hecho, el mandato de Dios a trabajar podría ser cumplido de alguna forma distinta a un empleo pagado. Analizaremos la dirección de Dios a un empleo o tipo de trabajo específico más adelante.

Llamado a la vida, no solo a trabajar

Regresar al Índice Regresar al Índice

Aunque nos estamos enfocando en el llamado de Dios a trabajar, el trabajo es solo un elemento de la vida. Dios nos llama a pertenecer a Cristo en cada elemento de nuestras vidas.

Colosenses 3:17

Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús.

Nuestro empleo no necesariamente es el aspecto más importante de nuestro llamado o nuestro servicio en la obra de redención de Cristo. Primero, debemos recordar que el trabajo no se limita al trabajo remunerado. El trabajo al que Dios nos dirige puede ser una labor no remunerada, tal como criar hijos o cuidar a un miembro de la familia discapacitado o dar clases de refuerzo a estudiantes después de la escuela. Probablemente Dios no llama a muchos de nosotros a empleos pagados que nos impidan totalmente realizar trabajos sin remuneración.

Aun si tienes un trabajo pagado, puede que el principal trabajo al que Dios te llama esté fuera de tu empleo. El empleo puede suplir tu necesidad de dinero —y eso por sí mismo efectivamente lo hace parte del mandato de Dios a trabajar— pero puede que no cumpla todos los demás propósitos que Dios tiene para tu trabajo. Hemos visto que el cuidado de los hijos y de personas ancianas o discapacitadas es un tipo de trabajo, y muchas personas que lo hacen también tienen otro empleo pagado. Por otra parte, lo que se denomina un pasatiempo podría ser el trabajo al que Dios te está guiando en vez de tu empleo remunerado. Podrías trabajar en literatura, pintura, música, actuación, astronomía, liderar un grupo juvenil, voluntariado en una sociedad histórica, mantenimiento de una reserva natural, u otras mil clases de trabajo. Si algo como esto es tu llamado, probablemente te ocupes en ello con mayor seriedad que alguien para quien es una actividad de esparcimiento. Hay una diferencia entre trabajo y esparcimiento. Pero cualquier actividad específica —remunerada o no— podría ser trabajo para una persona, pero esparcimiento para otra.

Segundo, debemos tener cuidado de no permitir que el trabajo domine los demás elementos de la vida. Aun si Dios te conduce a un trabajo o profesión en particular, tendrás que fijarle límites a ese trabajo para dejar espacio para los demás elementos del llamado o dirección de Dios en tu vida. Si Dios te guía a estar casado y ser dueño de un pequeño negocio, por ejemplo, tendrás que equilibrar el tiempo y las responsabilidades de ambos llamados. El trabajo no debería desplazar el esparcimiento, el descanso y la adoración. No existe una fórmula para equilibrar el trabajo y los demás elementos de la vida. Pero ten cuidado de no permitir que el sentir un llamado a un trabajo te ciegue al llamado de Dios en otros ámbitos de la vida.

La dirección de dios a un trabajo específico

Regresar al Índice Regresar al Índice

En este punto, ahora podemos ahondar en la posibilidad de la dirección de Dios a una tarea, empleo, carrera o tipo de trabajo específico. Ya hemos visto que:

1. Todos están llamados a pertenecer a Cristo y a participar en su obra creativa y redentora.

2. Es poco usual que Dios llame a alguien de manera directa e inconfundible a un trabajo específico.

3. A todos se les manda a trabajar en la medida que sean capaces, pero normalmente Dios no provee una oferta de empleo específica.

4. Dios nos llama a una vida completa, no solo a un empleo.

Al reunir estos cuatro puntos podemos concluir que tu profesión no es la mayor preocupación de Dios para ti. Si lo fuera, él te haría un llamado directo e inconfundible. Exceptuando esto, a Dios le preocupa mucho más que tú te involucres en el trabajo en conformidad con su Palabra y que vengas a la gracia salvadora de Cristo y participes en su obra de creación y redención. El tipo de trabajo específico que realices es una preocupación menor.

Si bien no es la máxima preocupación de Dios el llevarnos al empleo o carrera precisos, eso no significa que a él no le preocupe en absoluto. De hecho, la obra distintiva del Espíritu Santo es guiar y capacitar a las personas para la vida y la obra a la que Dios las dirige. En el Antiguo Testamento, en ocasiones Dios les dio a las personas las habilidades necesarias para su labor, como hemos visto en el caso de Bezalel y Aholiab. Pero ahora el Espíritu dirige habitualmente a los creyentes a trabajos específicos y les concede las habilidades que necesitan (1 Corintios 12:7-12)1. Él brinda dirección para qué tipo de trabajo hacen las personas y también para cómo se realiza ese trabajo.

Esto supone que todos los dones, habilidades y talentos provienen de Dios. Los dones del Espíritu examinados en el Nuevo Testamento (p. ej., 1 Corintios capítulos 12-14, Romanos capítulo 12, Efesios 4:11-16, y 1 Pedro 4:10-12) no se limitan a las capacidades particulares que se enumeran en esas páginas. Tampoco se limitan solo al uso en la iglesia. Este no es un intento de demostrar esta postura, sino meramente de reconocerlo. Para conocer más, ver la discusión en inglés de 1 Corintios capítulos 12-14 en «1 Corintios y el trabajo.»