Llamado a la vida, no solo a trabajar

Artículo / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Aunque nos estamos enfocando en el llamado de Dios a trabajar, el trabajo es solo un elemento de la vida. Dios nos llama a pertenecer a Cristo en cada elemento de nuestras vidas.

Colosenses 3:17

Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús.

Nuestro empleo no necesariamente es el aspecto más importante de nuestro llamado o nuestro servicio en la obra de redención de Cristo. Primero, debemos recordar que el trabajo no se limita al trabajo remunerado. El trabajo al que Dios nos dirige puede ser una labor no remunerada, tal como criar hijos o cuidar a un miembro de la familia discapacitado o dar clases de refuerzo a estudiantes después de la escuela. Probablemente Dios no llama a muchos de nosotros a empleos pagados que nos impidan totalmente realizar trabajos sin remuneración.

Aun si tienes un trabajo pagado, puede que el principal trabajo al que Dios te llama esté fuera de tu empleo. El empleo puede suplir tu necesidad de dinero —y eso por sí mismo efectivamente lo hace parte del mandato de Dios a trabajar— pero puede que no cumpla todos los demás propósitos que Dios tiene para tu trabajo. Hemos visto que el cuidado de los hijos y de personas ancianas o discapacitadas es un tipo de trabajo, y muchas personas que lo hacen también tienen otro empleo pagado. Por otra parte, lo que se denomina un pasatiempo podría ser el trabajo al que Dios te está guiando en vez de tu empleo remunerado. Podrías trabajar en literatura, pintura, música, actuación, astronomía, liderar un grupo juvenil, voluntariado en una sociedad histórica, mantenimiento de una reserva natural, u otras mil clases de trabajo. Si algo como esto es tu llamado, probablemente te ocupes en ello con mayor seriedad que alguien para quien es una actividad de esparcimiento. Hay una diferencia entre trabajo y esparcimiento. Pero cualquier actividad específica —remunerada o no— podría ser trabajo para una persona, pero esparcimiento para otra.

Segundo, debemos tener cuidado de no permitir que el trabajo domine los demás elementos de la vida. Aun si Dios te conduce a un trabajo o profesión en particular, tendrás que fijarle límites a ese trabajo para dejar espacio para los demás elementos del llamado o dirección de Dios en tu vida. Si Dios te guía a estar casado y ser dueño de un pequeño negocio, por ejemplo, tendrás que equilibrar el tiempo y las responsabilidades de ambos llamados. El trabajo no debería desplazar el esparcimiento, el descanso y la adoración. No existe una fórmula para equilibrar el trabajo y los demás elementos de la vida. Pero ten cuidado de no permitir que el sentir un llamado a un trabajo te ciegue al llamado de Dios en otros ámbitos de la vida.