Introducción a Gálatas

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

¿Cómo vivimos los que creemos en Jesucristo? Si la vida cristiana comienza cuando ponemos nuestra fe en Cristo como Salvador y Señor, ¿cómo expresamos esta fe en nuestra vida diaria, incluyendo nuestro trabajo?

Para muchos de nosotros, la respuesta a estas preguntas se basa en hacer que nuestro comportamiento coincida con ciertas reglas básicas. Entonces, por ejemplo, cuando se trata del trabajo podríamos adoptar la siguiente lista de cosas por hacer: (1) ser respetuosos con los colegas; (2) no usar un lenguaje inapropiado; (3) no chismear; (4) tomar decisiones basadas en valores bíblicos; y (5) hablar de la fe en Cristo si es posible. Aunque fácilmente esta lista podría ser mucho más larga, es una guía útil que refleja prioridades bíblicas.

No obstante, una lista como esta puede representar un peligro para los cristianos, ya sea en el trabajo o en cualquier otro lugar. Es el peligro del legalismo, de hacer de la vida cristiana un conjunto de reglas, en vez de una respuesta libre a la gracia de Dios en Cristo y una red de relaciones centradas en Él. Además, comúnmente, los que toman la vida cristiana de una forma legalista tienden a agregar a su lista cosas que no son esenciales y tal vez ni siquiera correctas.

Pablo y los gálatas

Esto es exactamente lo que ocurrió con los creyentes en Galacia a mediados del primer siglo. Como respuesta a la predicación del apóstol Pablo, habían puesto su fe en Cristo y comenzaron a vivir como cristianos. Pero poco tiempo después comenzaron a vivir de acuerdo con una lista de cosas por hacer y no hacer. En este esfuerzo, los gálatas fueron influenciados por personas externas que decían ser cristianas e insistían en que la vida cristiana demandaba guardar la ley de Moisés, como lo veían algunas escuelas de pensamiento contemporáneas. En particular, estos “judaizantes” estaban incitando a los gálatas a vivir como judíos en cuanto a la circuncisión (Gá 5:2–12) y la ley ceremonial (Gá 4:10).

Pablo escribió la carta que llamamos “Gálatas” para hacer que los cristianos en Galacia volvieran al camino correcto. Aunque no abordó temas de trabajo directamente, sus instrucciones básicas para la vida cristiana tienen mucho que decir respecto a nuestro interés en la fe y el trabajo. Además, Gálatas contiene metáforas relacionadas con el trabajo, especialmente con la práctica de la esclavitud del primer siglo. De acuerdo con Pablo, los cristianos deben vivir en libertad, no en esclavitud a la ley de Moisés y otros poderes terrenales (Gá 4:1–11). Sin embargo, irónicamente, los que echan mano de su libertad en Cristo deberían decidir “servirse por amor los unos a los otros” (Gá 5:13).

Casi de forma unánime, los eruditos bíblicos están de acuerdo en que el apóstol Pablo escribió Gálatas para un grupo de iglesias en la provincia romana de Galacia, en lo que hoy es Turquía central, en algún momento entre los años 49 y 58 d. C.[1] Pablo les estaba escribiendo a las iglesias que había fundado luego de haber predicado las buenas nuevas de Jesucristo. Estas iglesias existían en un ambiente cultural y religioso diverso y habían sido influenciadas recientemente por judaizantes (cristianos judíos que argumentaban que los cristianos debían guardar toda la ley si querían experimentar la vida cristiana en toda su plenitud).

En su respuesta a los gálatas y a los judaizantes que los estaban corrompiendo, Pablo hace énfasis en la libertad que tenemos en Cristo. Cuando lo aplicamos al trabajo, Gálatas nos ayuda a entender y hacer nuestra labor con la libertad que es un aspecto esencial del evangelio de Jesucristo.

Después de presentarse, Pablo saluda a los gálatas refiriéndose a Cristo como el “que se dio a Sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo” (Gá 1:3). De este modo introduce el tema de la libertad, que es fundamental en la carta a los gálatas y para la vida como creyentes en Jesús.

Ver Richard N. Longenecker, Galatians [Gálatas], vol. 41 del Word Biblical Commentary [Comentario bíblico de la Palabra] (Waco, TX: Word, 1990), lxxiii–lxxxvii.