Introducción a Efesios
¿Cuál es el lugar de nuestro trabajo en el gran esquema de las cosas? ¿El trabajo es solo una actividad que necesitamos para salir adelante en la vida? ¿O también es un lugar en el que encontramos significado, sanación e integración personal?[1] ¿Nuestro trabajo tiene cabida en el cosmos de la creación de Dios? ¿Tiene algún significado junto al trabajo de Cristo de redimir el mundo?
La carta a los Efesios cuenta la historia del trabajo cósmico de Dios, comenzando antes de la creación del mundo, continuando con el trabajo de redención de Cristo y terminando con el presente y el futuro. Nos involucra en este trabajo tanto como observadores fascinados por la trama, como participantes activos en la obra de Dios.
Así, Efesios da una nueva perspectiva no solo sobre Dios, sino también sobre nosotros mismos. Nuestras vidas, acciones y ciertamente nuestro trabajo adquieren un nuevo significado. Vivimos de una forma diferente, adoramos diferente y trabajamos diferente debido a lo que Dios ha hecho y está haciendo en Cristo. Hacemos lo que hacemos con nuestra vida, incluyendo nuestra vida profesional, en respuesta a la obra salvadora de Dios y en cumplimiento de la misión que nos ha dado de cooperar con Él. Cada uno de nosotros ha sido llamado por Dios a participar en Su trabajo en el mundo (Ef 4:1).
La carta que conocemos como “Efesios” es similar y diferente a las otras cartas del Nuevo testamento que se le atribuyen al apóstol Pablo. Se asemeja sobre todo a Colosenses, con el que comparte temas, estructuras e incluso frases en común (Ef 6:21–22; Col 4:7–8).[2] Efesios se diferencia de las otras cartas de Pablo en su estilo más elocuente, su vocabulario distintivo y algunas de sus perspectivas teológicas. Además, no está tan orientado a alguna situación de la vida de una iglesia en particular, a diferencia de las otras cartas de Pablo.[3] En este comentario se asume que Pablo es el autor.
En vez de enfocarse en las necesidades de una congregación particular, la carta a los Efesios presenta una perspectiva teológica extensa sobre el trabajo de Dios en el universo y el papel central de la iglesia de Jesucristo dentro de ese trabajo. Cada creyente contribuye a este esfuerzo eclesial como alguien que ha sido “creado en Cristo Jesús para hacer buenas obras” (Ef 2:10) y que es esencial para el crecimiento y ministerio de la iglesia (Ef 4:15–16).
Ver, por ejemplo, Dan P. McAdams, The Redemptive Self: Stories Americans Live By [El yo redentor: historias que guían a los estadounidenses] (Nueva York: Oxford University Press, 2005); Donald E. Polkinghorne, Narrative Knowing and the Human Sciences [La narrativa y las ciencias humanas] (Albany: State University of New York, 1988).
Para un análisis de estos temas y sus implicaciones, ver Andrew T. Lincoln, Ephesians [Efesios], vol. 42 del Word Biblical Commentary [Comentario bíblico de la Palabra] (Nashville: Thomas Nelson, 1990), xlvii–lxxiv; “Ephesians, Letter to the” [Efesios, Carta a los] en Dictionary of Paul and His Letters [Diccionario de Pablo y sus cartas], eds. Gerald F. Hawthorne, Ralph P. Martin y Daniel G. Reid (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1993).