Conclusión de las Epístolas pastorales

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Las Epístolas pastorales se enfocan en la organización, las relaciones y el liderazgo dentro de la casa de Dios. La casa de Dios comienza con la familia, se extiende a la iglesia y a menudo aplica para el lugar de trabajo. El Dios que creó la familia y la iglesia también es el Dios que creó el trabajo. Él estableció un orden que trae paz, prosperidad y estabilidad para la iglesia. El mismo orden —o uno bastante similar— puede traer las mismas bendiciones en otros lugares de trabajo.

Lo primero que debe hacer cualquier organización es entender la verdadera naturaleza de Dios y Su creación. Todos los lugares de trabajo necesitan estar cimentados en la “columna y sostén de la verdad” (1Ti 3:15) si quieren ser eficaces. Comenzamos reconociendo la verdad de la creación buena de Dios, la caída de la humanidad, la persistencia de la gracia de Dios en el mundo, la misión de Cristo y la iglesia para redimir al mundo y las personas, y la promesa de la restauración del orden perfecto de Dios. Reconocemos que la redención aparece solamente como un regalo gratuito de Dios, que produce en nosotros el deseo y la habilidad de realizar toda clase de buenas obras. Por lo tanto, hacemos que el mundo sea productivo y atendemos las necesidades de las personas.

Las Epístolas pastorales exponen las implicaciones de esta verdad al organizar la iglesia con un interés particular en el liderazgo y las buenas relaciones. Cada cuestión también aplica para los lugares de trabajo que no son la iglesia, siempre y cuando se respeten las diferencias entre la iglesia y otras organizaciones. Las aplicaciones de las Epístolas pastorales en el trabajo no siempre son directas o evidentes, pero la verdad que se encuentra en estas cartas, cuando se aplica en el trabajo en oración, puede manifestar la forma en la que Dios ordena la realidad y así, traer gloria “a quien ningún hombre ha visto ni puede ver” (1Ti 6:16).