La piedad con contentamiento es una gran ganancia (1 Timoteo 6:3-10, 17-19)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

La última sección de 1 Timoteo está llena de exhortaciones y advertencias poderosas para los cristianos ricos. (No nos detendremos en las instrucciones que Pablo le da a Timoteo en los versículos 11–16 y 20, las cuales están dirigidas a Timoteo en su situación particular). Los pasajes de 1 Timoteo 6:3–10 y 17–19 tienen aplicaciones directas para el trabajo. Sin embargo, al leer y aplicar estos pasajes, debemos evitar dos errores comunes.

Primero, este pasaje no enseña que ser piadoso no traiga una “ganancia”. Cuando Pablo escribe que los que son “hombres de mente depravada, que están privados de la verdad” creen que “la piedad es un medio de ganancia” (1Ti 6:5), lo que está censurando es la mentalidad de que la piedad necesariamente conduce a la ganancia financiera en esta vida, o que se debe buscar la piedad para obtener una ganancia financiera inmediata. La insensatez de esta forma de pensar se divide en tres partes:

  1. Comúnmente, Dios llama a Sus santos a que sufran carencias materiales en esta vida y, por lo tanto, el pueblo de Dios no debe poner su esperanza en la “incertidumbre de las riquezas” (1Ti 6:17).
  2. Incluso si alguien obtuviera grandes riquezas en esta vida, la ganancia tiene una duración corta porque, como lo expresa John Piper, “no hay cajas fuertes detrás de los coches fúnebres” (1Ti 6:7).[1]
  3. Ansiar la riqueza conduce al mal, a la apostasía, la ruina y la destrucción (1Ti 6:9–10).

Sin embargo, note cuidadosamente que Pablo anima a sus lectores a que sepan que hay una gran ganancia en la piedad cuando se combina con contentamiento en las necesidades básicas de la vida (1Ti 6:6, 8). Nuestro Dios es un Dios que “nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos” (1Ti 6:17). Pablo les ordena a los ricos justos que “hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir” (1Ti 6:18) —no a vender todo lo que tienen y volverse pobres. Deben ser ricos en buenas obras para que puedan guardar para ellos mismos “el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida” (1Ti 6:19). En otras palabras, la piedad es un medio de ganancia, siempre y cuando esa ganancia se entienda como vida y bendiciones en la presencia de Dios y no solo como más dinero en el presente. La exhortación de Pablo en 1 Timoteo 6:18–19 es similar a la enseñanza de Jesús, “acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban” (Mt 6:20; comparar con Mt 19:21; Lc 12:33).

El segundo error que se debe evitar es pensar que este pasaje y su condenación del amor al dinero implica que los trabajadores cristianos nunca deben buscar un aumento o un ascenso, o que ningún negocio cristiano debe intentar obtener ganancias. Existen muchas razones por las que alguien podría querer más dinero. Algunas pueden ser malas, pero otras podrían ser buenas. Si alguien quiere más dinero para aumentar su estatus, lujos o su ego, sin duda caería bajo la amonestación de esta sección de la Escritura. Pero si alguien quiere ganar más dinero para proveer lo suficiente para los que dependen de él, para ofrendar más a las causas que honran a Dios o para invertir en crear bienes y servicios que permiten que la comunidad prospere, entonces no sería malo querer más dinero.[2] Rechazar el amor al dinero no es oponerse a todo deseo de ser exitoso o rentable en el trabajo.

John Piper, Desiring God: Meditations of a Christian Hedonist [Sed de Dios: meditaciones de un hedonista cristiano], ed. rev. y ext. (Colorado Springs: Multnomah, 2003), 188.

Ver el importante libro de Wayne Grudem, Business for the Glory of God: The Bible’s Teaching on the Moral Goodness of Business [Negocios para la gloria de Dios: la enseñanza de la Biblia acerca de la bondad moral de los negocios] (Wheaton, IL: Crossway, 2003), para una consideración más detallada acerca de esta afirmación.