Estos son los tiempos difíciles (2 Timoteo 3:1-9)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

El cuarto y último capítulo de 2 Timoteo presenta principalmente las tareas que Pablo le encarga a Timoteo, las reflexiones de Pablo sobre su propia vida, algunas instrucciones específicas y saludos. No hay duda de que algunas partes de este material podrían aplicar de forma indirecta en el trabajo. Sin embargo, examinaremos solo un párrafo más de la carta: 2 Timoteo 3:1–9.

Aunque el primer versículo muestra la idea principal del párrafo —“en los últimos días vendrán tiempos difíciles” (2Ti 3:1)—, la descripción posterior deja claro que Timoteo ya está viviendo esos últimos días (comparar con 2Ti 3:2, 5). El testimonio claro y consistente del Nuevo Testamento es que los “últimos días” ya están aquí (ver Hch 2:17; Heb 1:2; Stg 5:3; 2P 3:3). Los cristianos debemos estar preparados para la adversidad y el sufrimiento de estos últimos días. Pablo advierte más adelante que, “en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos” (1Ti 3:12).

Este es un recordatorio importante para los cristianos que trabajan en ambientes que pueden ser difíciles, aunque mucho menos amenazantes que los que se daban en la realidad social del primer siglo o de muchos lugares en el mundo actual. Como cristianos, debemos esperar maltrato en el trabajo, injusticia, prejuicios, oposición y burlas. Si experimentamos algunas de estas cosas, tenemos una razón para regocijarnos, y en el caso contrario, no debemos permitir que tener buenas condiciones laborales en la actualidad nos adormezca. Pueden llegar los días en los que serle fieles a Cristo en el trabajo tenga más consecuencias que solo miradas extrañas y burlas a nuestras espaldas. De hecho, en cualquier época, los trabajadores pueden ser presionados para que actúen de forma poco ética o contraria a la palabra de Dios. En esos momentos será evidente si tenemos más que una simple “apariencia de piedad” (2Ti 3:5). Si es así, sabemos que Dios nos respaldará y nos fortalecerá (2Ti 4:17)