Las culturas pueden continuar por generaciones (Timoteo 1:1 - 2:13; 3:10-17)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Una de las características sorprendentes de 2 Timoteo es el tema de la fidelidad generacional. Al comienzo de la carta, Pablo le recuerda a Timoteo la fe que tuvieron su abuela, su madre y luego el mismo Timoteo (2Ti 1:5). Esta progresión indica que el testimonio y el ejemplo fiel de la abuela y la madre de Timoteo fueron algunos de los medios que Dios usó para que Timoteo llegara a la fe. Esta idea se confirma más adelante en la carta, cuando Pablo anima a Timoteo diciendo, “persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras” (2Ti 3:14–15a). Pablo también, como miembro de una generación más antigua, es un modelo a seguir para Timoteo, a quien le escribe, “participa conmigo en las aflicciones por el evangelio” (2Ti 1:8), “sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste” (2Ti 1:13) y “tú has seguido mi enseñanza, conducta, propósito, fe, paciencia, amor, perseverancia, persecuciones” (2Ti 3:10–11a).

Timoteo no solo ha recibido enseñanzas de generaciones anteriores, sino que Pablo también espera que transmita lo que ha aprendido a las siguientes generaciones: “Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2Ti 2:2). Este tema reta a los trabajadores cristianos a considerar cuál es el legado que quieren dejar en sus lugares de trabajo y en la industria. El primer paso para dejar un legado positivo es hacer su trabajo fielmente y con toda su habilidad. Un paso adicional sería entrenar a su sucesor, para que la persona que lo vaya a reemplazar algún día esté preparada para hacer bien su trabajo. Un trabajador cristiano debería ser lo suficientemente humilde como para aprender de otros y lo suficientemente compasivo como para enseñar con paciencia. Además, al final, los trabajadores cristianos deben preguntarse a sí mismos si dejaron un legado de redención en palabras y hechos.

El aspecto generacional de 2 Timoteo aplica no solo para individuos, sino para toda clase de corporaciones, tanto empresas lucrativas como sin ánimo de lucro. La forma empresarial fue creada para que las organizaciones puedan vivir más tiempo que los individuos que las constituyen, sin necesidad de reformar toda la entidad en cada transición. Uno de los principios básicos de las auditorías financieras es que la corporación debe ser una “empresa en marcha”, lo que significa que debe ser operativa de forma sostenible.[9] Cuando las prácticas de remuneración, la carga por endeudamiento, la gestión del riesgo, el control financiero, el control de calidad o cualquier otro factor de una organización se vuelve seriamente perjudicial para su sostenibilidad, sus líderes tienen la obligación de exigir cambios.

Esto no significa que las corporaciones nunca se deban fusionar, disolver o dejar de existir. Algunas veces la misión de una organización se ha logrado, su propósito se vuelve obsoleto o deja de proporcionar un valor significativo. Entonces es posible que deba dejar de existir. Pero incluso en ese caso, sus líderes tienen la responsabilidad del legado que quedará en la sociedad luego de que se disuelva. Por ejemplo, algunas compañías ponen en riesgo de pobreza a los que se jubilan en sus organizaciones, porque no pagaron adecuadamente sus compromisos por pensiones. Los gobiernos municipales y estatales son aún más propensos a este error. Las organizaciones tienen un deber —tanto desde el punto de vista bíblico como civil— de preguntarse si sus operaciones le están pasando responsabilidades a las futuras generaciones.

De igual forma, 2 Timoteo sugiere que las organizaciones deben operar de una forma sostenible ambiental y socialmente. El éxito que depende de la extracción insostenible de recursos o de la contaminación ambiental es una violación del principio general. Reducir el “capital social” de la comunidad —es decir las inversiones educativas, culturales, legales y otras inversiones sociales que proporcionan la fuerza de trabajo educada, medios de transacciones, una sociedad apacible y otros factores de los que dependen las organizaciones laborales —también sería insostenible. En cierta medida, las empresas invierten en el capital ambiental y social al pagar impuestos para apoyar los programas sociales y ambientales de los gobiernos. Pero tal vez tendrían un acceso más confiable al capital ambiental y social si se esforzaran más por crear sistemas sostenibles por sí mismos.

AG ISA (NZ) 570 The Auditor-General’s Statement On Going Concern [La declaración del auditor general sobre la empresa en marcha], The Auditor-General’s Auditing Standards, Controller and Auditor-General [Los estándares de auditoría del auditor general, el regulador y el auditor general],  http://www.oag.govt.nz.