Los enemigos y los oponentes (Salmos 4, 6, 7, 17)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Después de Salmos 1 y 2, el Libro 1 tiene muchos salmos en los que David se queja con Dios de sus enemigos. Estos salmos pueden ser difíciles para los lectores en la actualidad ya que algunas veces parece que David tiene una actitud vengativa. Sin embargo, no debemos ignorar el hecho de que cuando los enemigos están a su alrededor, él le encomienda el problema a Dios y no hace justicia por mano propia.

Estos salmos tienen una aplicación en el lugar de trabajo. Con frecuencia, los conflictos y las rivalidades aparecen entre las personas en el trabajo y algunas veces estas peleas pueden ser violentas. Las batallas ocupacionales pueden llevar a la depresión y a la pérdida de sueño. El Salmo 4:8 es una oración acerca de enemigos personales, que dice, “En paz me acostaré y así también dormiré; porque sólo Tú, Señor, me haces habitar seguro”. Cuando le encomendamos a Dios una situación, podemos estar tranquilos. Sin embargo, cuando estamos en medio de una batalla como esta, nuestras oraciones para pedir ayuda pueden parecer en vano. Sin embargo, Dios escucha y responde: “Apartaos de mí, todos los que hacéis iniquidad, porque el Señor ha oído la voz de mi llanto” (Sal 6:8). Por otra parte, debemos ser cuidadosos de mantener nuestra integridad cuando estemos en medio de tales conflictos. No sería beneficioso clamar a Dios si estamos siendo rudos, deshonestos o estamos actuando con poca ética en el trabajo. “Oh Señor, Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos injusticia, si he pagado con el mal al que estaba en paz conmigo… que persiga el enemigo mi alma y la alcance… y eche en el polvo mi gloria” (Sal 7:3-5). El Salmo 17:3 insiste en esta misma idea.