La rememoración de la presencia de Dios en la tierra (Josué 4:1-9)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

La mayor bendición para el pueblo en la tierra es que Dios estará con ellos. El pueblo celebra esta bendición pasando al frente del arca del Señor —la morada de Su presencia— y dejando unas piedras conmemorativas en el río Jordán. La prosperidad de Israel y su seguridad en la tierra deben venir de la mano de Dios. El trabajo de Israel siempre se debe al trabajo previo de Dios a su favor; cada vez que se alejan de la presencia de Dios, el curso de su labor se viene abajo. Observe la advertencia sombría que se da en Jueces 2:10: “También toda aquella generación fue reunida a sus padres; y se levantó otra generación después de ellos que no conocía al Señor, ni la obra que Él había hecho por Israel”. Los problemas subsiguientes de Israel surgen de no haber reconocido lo que Dios había hecho por ellos.

También nos podríamos preguntar si estamos reconociendo el trabajo de Dios a nuestro favor. La pregunta aquí no es si estamos trabajando bien para Dios, es si podemos verlo trabajando para nosotros. En el trabajo, la mayoría encuentra una tensión entre el avance personal y el servicio a otros, o entre “un sistema egoísta centrado en mí mismo” y “el bienestar de los demás”, como lo dice Laura Nash en su excelente estudio de esta dinámica.[1]¿Puede ser que nos estemos esforzando demasiado por avanzar en ese sistema egoísta porque tememos que no le importamos a nadie más?

¿Qué pasaría si adquiriéramos la costumbre de llevar un registro de las cosas que Dios hace por nosotros? Muchos guardamos recordatorios de nuestros logros laborales —premios, placas, fotos, distinciones, certificados y otros. ¿Qué pasaría si cada vez que los viéramos pensáramos, “Dios ha estado aquí conmigo todos los días”, en vez de pensar “yo tengo lo necesario para ser exitoso”? ¿Esto nos daría libertad para tener más presentes las necesidades de otros al tiempo que estamos seguros de que Dios nos cuida? Una forma simple de comenzar sería tomar nota mentalmente o incluso escribir todo lo bueno e inesperado que ocurre durante el día, sea que le pase a usted o a alguien más por medio de usted. Cada uno de esos puntos podría convertirse en un tipo de piedra conmemorativa para Dios, como las piedras que los israelitas dejaron en las aguas del Jordán para recordar cómo Dios los trajo a la tierra prometida. De acuerdo con el texto, este era un recordatorio poderoso para ellos “y allí permanecen hasta hoy” (Jos 4:1-9).

Laura Nash, Believers in Business [Creyentes en los negocios] (Nashville: Thomas Nelson, 1994), 96.