Conquista de la tierra (Josué 6-12)
El hecho de que la economía productiva de los israelitas se fundamentara en despojar a los cananeos de su tierra, plantea algunas preguntas incómodas. ¿Dios aprobó (o aprueba) la conquista como una forma en la que una nación puede adquirir sus tierras? ¿Dios tolera la guerra étnica? ¿El pueblo antiguo de Israel merecía más la tierra que los cananeos? El análisis teológico completo de la conquista va más allá del alcance de este artículo.[1] Aunque no esperamos responder las muchas preguntas que surgen, hay algunas cosas que debemos tener en cuenta:
- Dios decide manifestarse a Su pueblo en medio de la turbulencia del Cercano Oriente antiguo en donde las fuerzas que se desplegaban contra Israel eran enormes y violentas.
- El trabajo de la conquista militar es ciertamente el más destacado en el libro de Josué, pero no se presenta como un modelo para ningún otro trabajo posterior. En Josué y Jueces encontramos aspectos del trabajo o del liderazgo que se aplican en la actualidad, pero despojar a las personas de su tierra no es uno de ellos.
- El mandato de despojar de sus tierras a los cananeos (Jos 1:1-5) es extremadamente específico para el pueblo antiguo de Israel y no indica la disposición general de los mandamientos de Dios para Israel ni para ningún otro grupo de población.
- La causa de la aniquilación de los cananeos son sus reconocidas costumbres malvadas. Los cananeos eran conocidos porque practicaban el sacrificio de niños, la adivinación, la hechicería y la nigromancia, costumbres que Dios no podía tolerar en medio del pueblo que había escogido para que fuera bendición para el mundo (Dt 18:10-12). Era necesario eliminar la idolatría de la tierra para que el mundo tuviera la oportunidad de ver la naturaleza del único Dios verdadero, creador del cielo y la tierra.[2]
- Los cananeos que se arrepintieron, como Rahab (Jos 2:1-21; 6:22-26) son perdonados, y de hecho, la supuesta destrucción masiva de los cananeos nunca se realiza completamente (ver más adelante).
- A su vez, Israel practicó muchos de los actos malvados de los cananeos. Esto responde con un “no” rotundo a la pregunta de si Israel era más merecedor de la tierra. Como los cananeos, los israelitas también serían desplazados de la tierra por medio de la conquista de otros, lo que la Biblia atribuye de igual forma a la mano de Dios. Israel también está sujeto al juicio de Dios (consulte por ejemplo Amós 3:1-2).
- Toda la ética cristiana relacionada con el poder no se encuentra en el libro de Josué; se encuentra en la vida, muerte y resurrección de Jesús, quien encarna toda la palabra de Dios. El modelo definitivo de la Biblia en cuanto al poder no es que Dios conquista naciones para Su pueblo, sino que el Hijo de Dios entrega Su vida por todos los que vienen a Él (Mr 10:42; Jn 10:11-18). En definitiva, la ética bíblica del poder se basa en la humildad y el sacrificio.
Para más información sobre la conquista, ver C. S. Cowles, Eugene H. Merrill, Daniel L. Gard y Tremper Longman III, Show Them No Mercy: 4 Views on God and Canaanite Genocide [No se apiaden de ellos: 4 puntos de vista acerca de Dios y el genocidio cananeo] (Grand Rapids: Zondervan, 2003).
Ver J. Gordon McConville y Stephen N. Williams, Joshua [Josué], Two Horizons Old Testament Commentary [Comentario del Antiguo Testamento Dos horizontes] (Grand Rapids: Eerdmans, 2010), 113-4.