El sentido del trabajo (Isaías 60)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

A lo largo del libro, Isaías anima a Israel con la esperanza de que eventualmente Dios remedie el sufrimiento del pueblo en el presente. El trabajo y sus frutos están incluidos en esta esperanza. En el capítulo 40, mientras el libro pasa de decir la verdad acerca del presente a decir la verdad acerca del futuro, el sentido de esperanza se incrementa. El material acerca del Siervo sufrido en los capítulos 40–59 solo se puede entender como un regalo de esperanza de Dios en el cumplimiento futuro de Su reino.

En los capítulos 60–66, finalmente se expresa esta esperanza en su totalidad. Dios reunirá a Su pueblo de nuevo (Is 60:4), derrotará a los opresores (Is 60:12–17), redimirá a los rebeldes que se arrepienten (Is 64:5–65:10) y establecerá Su reino justo (Is 60:3–12). Dios mismo reinará en lugar de los líderes infieles de Israel: “Sabrás que Yo, el Señor, soy tu Salvador y tu Redentor, el Poderoso de Jacob” (Is 60:16). El cambio es tan radical que equivale a una nueva creación, de un poder y majestad paralelos a la primera creación de Dios del mundo. “Yo creo cielos nuevos y una tierra nueva, y no serán recordadas las cosas primeras ni vendrán a la memoria” (Is 65:17).

Los capítulos 60–66 tienen abundantes retratos gráficos del reino perfecto de Dios. De hecho, gran parte de las metáforas y la teología del Nuevo Testamento provienen de estos capítulos de Isaías. Los capítulos finales del Nuevo Testamento (Ap 21–22) son, en esencia, una recapitulación de Isaías 65–66 en términos cristianos.

Puede que sea sorprendente para algunos lo mucho que Isaías 60–66 se relaciona con el trabajo y sus efectos. Las cosas por las que las personas trabajan en la vida finalmente prosperan, incluyendo:

  • Los mercados y el comercio, que abarcan el movimiento de oro y plata (Is 60:7, 9), el crecimiento de árboles y la apertura de las puertas para el comercio. “Tus puertas estarán abiertas de continuo; ni de día ni de noche se cerrarán, para que te traigan las riquezas de las naciones, con sus reyes llevados en procesión” (Is 60:11).
  • Los productos agrícolas y forestales, incluyendo el incienso, los rebaños, carneros (Is 60:6–7), el ciprés y el boj (Is 6:13)
  • El transporte por tierra y mar (Is 60:6, 9), e incluso tal vez por aire (Is 60:8)
  • La justicia y paz (Is 60:17–18; 61:8; 66:16)
  • Los servicios sociales (Is 61:1–4)
  • El alimento y la bebida (Is 65:13)
  • La salud y larga vida (Is 65:20)
  • La construcción y viviendas (Is 65:21)
  • La prosperidad y riqueza (Is 66:12)

Todas estas bendiciones se le han escapado a Israel en su infidelidad hacia Dios. De hecho, entre más trataban de alcanzarlas, menos les importaba adorar a Dios o seguir Sus caminos. El resultado fue que les faltaban aún más. Pero cuando el libro de Isaías presenta la esperanza futura de Israel como la Nueva Creación, todas las promesas anteriores en el libro salen al primer plano. La imagen presentada es la de un futuro escatológico o un día final en el que la “descendencia justa del Siervo” disfrutará todas las bendiciones de la edad mesiánica descrita anteriormente. Entonces las personas en realidad recibirán las cosas por las que trabajan, porque “no trabajarán en vano” (Is 65:23). El lamento de Israel se convertirá en gozo y uno de los motivos dominantes de este gozo venidero es el disfrute del trabajo de sus propias manos.