La trabajadora sabia es justa

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

 Los proverbios no solamente alaban la generosidad, sino que van más allá diciendo que cuidar al pobre es un tema de justicia. Primero, los proverbios reconocen que frecuentemente las personas son pobres porque el rico y el poderoso las estafan o las oprimen. O si ya eran pobres, se han vuelto presas fáciles para más fraudes y opresión. Esto es abominable para Dios y Él traerá juicio contra aquellos que lo hacen.

El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor, pero el que se apiada del necesitado le honra. (Prov 14:31)

El que oprime al pobre para engrandecerse, o da al rico, sólo llegará a la pobreza. (Prov 22:16)

No robes al pobre, porque es pobre, ni aplastes al afligido en la puerta; porque el Señor defenderá su causa, y quitará la vida de los que los roban. (Prov 22:22-23)

El que siembra iniquidad segará vanidad, y la vara de su furor perecerá. El generoso será bendito, porque da de su pan al pobre. (Prov 22:8-9)

El que aumenta su riqueza por interés y usura, la recoge para el que se apiada de los pobres. (Prov 28:8)

La esencia se encuentra en Proverbios 16:8, “Mejor es poco con justicia, que gran ganancia con injusticia”.

Segundo, aunque usted no haya defraudado u oprimido a los pobres, la justicia de Dios requiere que haga lo que esté a su alcance para restablecer el bienestar de ellos, comenzando con suplir sus necesidades inmediatas.

El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no recibirá respuesta. (Prov 21:13)

El que desprecia a su prójimo peca, pero es feliz el que se apiada de los pobres. (Prov 14:21)

No niegues el bien a quien se le debe, cuando esté en tu mano el hacerlo. No digas a tu prójimo: Ve y vuelve, y mañana te lo daré, cuando lo tienes contigo. (Prov 3:27-28)

El que se mofa del pobre afrenta a su Hacedor; el que se regocija de la desgracia no quedará sin castigo. (Prov 17:5)

Si recordamos que la sabiduría reposa en el temor del Señor, será fácil ver la ayuda al necesitado como una cuestión de justicia y no solamente generosidad. Esto quiere decir que la sabiduría consiste en vivir maravillados de nuestro Dios de tal forma que busquemos hacer lo que Él desea para el mundo. Dios es justo. Dios quiere que el pobre reciba cuidado y que se elimine la pobreza. Si en realidad amamos a Dios, entonces cuidaremos a aquellos a quienes Dios ama. Por lo tanto, aligerar la carga del pobre y trabajar para eliminar la pobreza son cuestiones de justicia.

Observe que muchos de estos proverbios dan por sentado el contacto personal entre el rico y el pobre. La generosidad no es solo cuestión de enviar una donación, sino también de trabajar y tal vez incluso vivir con personas pobres. Puede que eso signifique trabajar para acabar con la segregación de los pobres respecto de la clase media y alta en cuanto a vivienda, compras, educación, trabajo y política. ¿Usted tiene contacto a diario con personas de estatus socioeconómicos más altos y más bajos que el suyo? Si no es así, tal vez su mundo está demasiado reducido. 

¿RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA?

Podemos ver cómo la generosidad y la justicia son importantes para un trabajador pero, ¿estos aspectos aplican de alguna forma para las corporaciones? La mayor parte de los proverbios trata con individuos, pero la sección de la mujer valiente habla de ella como la administradora de un negocio del hogar. Y como hemos visto, su generosidad no es un obstáculo para su trabajo, sino un elemento esencial del mismo.

Desafortunadamente, parece que muchos negocios actuales carecen de la imaginación o la habilidad necesaria para funcionar en formas que beneficien a los socios al tiempo que benefician a las personas a su alrededor. Por ejemplo, con un vistazo rápido de la sección financiera de cualquier periódico, encontrará muchas historias acerca de las compañías que intentan defraudar u oprimir al pobre: presionando a los pobres o vulnerables para que vendan sus propiedades por debajo del valor justo, aprovechándose de la ignorancia o la falta de información para vender productos cuestionables y obteniendo ganancias excesivas a corto plazo de personas vulnerables o que tienen falta de alternativas.

¿Por qué tales compañías creen que tomar los recursos de otros es la única —o la mejor— forma de obtener beneficios? ¿Existe alguna evidencia de que un método de suma cero en los negocios en realidad mejora la rentabilidad de los socios? ¿Cuántas de estas prácticas realmente llevan a una mayor rentabilidad o poder a largo plazo? Es todo lo contrario: los mejores negocios tienen éxito porque encuentran una forma sostenible de producir bienes y servicios que benefician a los clientes y la sociedad, mientras que proveen una rentabilidad excelente para los empleados, socios y prestamistas. Los negocios y otras organizaciones que satisfacen las necesidades sociales tienen una ventaja cuando necesitan el apoyo de la comunidad, el compromiso del trabajador y la protección social contra amenazas económicas, políticas y competitivas.

¿POLÍTICA GUBERNAMENTAL?

El libro de Proverbios también demanda justicia por parte de las instituciones que no son negocios. En particular se destaca el sector gubernamental en los muchos versículos que tratan sobre los reyes. El mensaje para ellos es el mismo que el de los negocios. Los gobiernos pueden sobrevivir a largo plazo solamente si cuidan a los pobres y los vulnerables y les hacen justicia.

El rey que juzga con verdad a los pobres afianzará su trono para siempre. (Prov 29:14)

El rey con la justicia afianza la tierra, pero el hombre que acepta soborno la destruye. (Prov 29:4)

Quita al malo de delante del rey, y su trono se afianzará en la justicia. (Prov 25:5)
El agrado de los reyes son los labios justos, y amado será el que hable lo recto. (Prov 16:13)

Es abominación para los reyes cometer iniquidad, porque el trono se afianza en la justicia. (Prov 16:12)

Como con toda la sabiduría, la base del gobierno sabio es el temor del Señor. “Por mí reinan los reyes, y los gobernantes decretan justicia” (Prov 8:15).

Al hablarles a los reyes, parecería que los proverbios aplican principalmente para los líderes políticos y funcionarios públicos en la sociedad moderna. Sin embargo, en las sociedades democráticas, todos los ciudadanos desempeñan un rol en la política pública y el gobierno. En la actualidad, podemos ejecutar la justicia que viene de la sabiduría al contactar a nuestros representantes y votar por candidatos y preguntas en las papeletas electorales que traigan justicia para los pobres y los vulnerables.

¿LA COMPETENCIA?

Los proverbios extienden las demandas de generosidad y justicia incluso para la competencia y los conflictos. “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale de beber agua; porque así amontonarás brasas sobre su cabeza, y el Señor te recompensará” (Prov 25:21-22). El apóstol Pablo cita este proverbio palabra por palabra en Romanos 12:20 y concluye con un reto, “No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal” (Ro 12:21). Además, “No te regocijes cuando caiga tu enemigo, y no se alegre tu corazón cuando tropiece” (Prov 24:17). ¿Qué? ¿Debemos ser generosos incluso con un enemigo? Pablo y los autores de los proverbios están convencidos de que cuando lo hacemos, el Señor nos recompensará.

¿Esto aplica para nuestra actitud hacia la competencia, ya sea individual (como en el caso de los rivales para un ascenso) o corporativa (como nuestros competidores)? Los proverbios no discuten la competencia moderna. Sin embargo, si promueven el servicio incluso a un enemigo, es razonable inferir que también promueven el servicio a la competencia. Esto no equivale a la colusión o la oligarquía. Es presumible que el dominio casi universal de las economías de mercado se deba a los beneficios que trae la competencia. Los negocios, la política y otras formas de competencia son en el fondo formas de cooperación, aunque con aspectos competitivos significativos. La sociedad promueve la competencia con el fin de que todos puedan prosperar. En este sentido, la respuesta apropiada al fracaso en las actividades competitivas no es ser destruido o conducido a la pobreza, sino ser transformado o guiado a un trabajo más productivo. Las compañías quiebran, pero sus rivales exitosos no se convierten en monopolios. En la selecciones hay ganadores y perdedores, pero los que triunfan no reescriben la constitución para inhabilitar al partido perdedor. Las carreras tienen altibajos, pero la respuesta apropiada al fracaso no es “usted nunca trabajará en esta ciudad de nuevo” sino, “¿qué ayuda necesita para encontrar algo más acorde con sus talentos?” Los individuos y las organizaciones más sabias aprenden a participar en una competencia que saca el máximo provecho de la participación de cada jugador y que proporciona alivio para aquellos que pierden la batalla hoy pero que pueden hacer una contribución valiosa en el mañana.