La comerciante Febe (Romanos 16:1-2)

Artículo / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

El apóstol Pablo partió de Atenas y siguió hasta Corinto. Esta ciudad era radicalmente distinta a Atenas. Ubicada en el estrecho cuello de tierra que une una enorme península en el sur con el territorio principal de Grecia, Corinto tenía dos puertos: uno en la costa occidental en el Mar Adriático y uno en la costa oriental en el Golfo Sarónico. Era una ajetreada ciudad comercial romana (como Filipos) en Grecia con una muy diversa población étnica y un sinnúmero de templos a cada dios o diosa conocidos (incluidas deidades egipcias). Ya en Corinto, Pablo se instaló por dieciocho meses, predicando y comenzando nuevas iglesias cristianas.

Es allí donde encontramos a Febe. Mientras estaba en Corinto, Pablo había escrito una extensa carta a los cristianos de la ciudad de Roma, y necesitaba que alguien les llevara esa carta. Al parecer, Febe viajaba por asuntos de negocios y se ofreció a llevar la carta en su siguiente viaje a Roma. Así que la encontramos en la carta de Pablo donde él se la describe a los cristianos de Roma:

Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor de una manera digna de los santos, y que la ayudéis en cualquier asunto en que ella necesite de vosotros, porque ella también ha ayudado a muchos y aun a mí mismo (Romanos 16:1-2).

Nótense las dos palabras que Pablo usa para describir a Febe. En la iglesia, ella era, primero, una diaconisa, un término que Pablo usa solo para cinco personas en sus cartas: él mismo, Tíquico, Epafras, Timoteo, y Febe. Lo que haya sido que él y los otros tres hombres estuvieran haciendo como diáconos, podemos presumir que Febe también lo estaba haciendo en las iglesias.

Pero luego Pablo usa una segunda palabra para describir a Febe: nuestra traducción (LBLA) dice que ella ha «ayudado», pero el término griego en la carta de Pablo es prostatis. Según el lexicógrafo Thayer, el primer significado de esa palabra era «una mujer puesta sobre otros». La palabra griega estaba en la forma femenina de la palabra masculina prostates, habitualmente traducida como «líder». Se refería a «alguien que predica, enseña y preside en la Mesa del Señor». Obviamente Febe, la comerciante, era más que meramente benefactora. Era una líder de la iglesia en Cencrea.

Al igual que la comerciante Lidia, Febe usó sus recursos e influencia para el crecimiento de la iglesia cristiana. Incluso aprovechó un viaje de negocios para difundir el evangelio. Pero no llevaba simplemente un mensaje humano. Febe era una líder de la iglesia por derecho propio. Hoy en día, a menudo a las mujeres se les niega una igual responsabilidad tanto en los negocios como en las iglesias. Sin embargo, este no fue el precedente que sentaron las primeras iglesias cristianas.