La creación ha quedado sujeta al mal (Hebreos 2:14 - 3:6)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Aunque Cristo creó el mundo totalmente bueno, este se contaminó y quedó sujeto a “aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo” (Heb 2:14). El escritor de Hebreos dice poco sobre cómo sucedió esto, pero habla bastante acerca de la forma en la que Dios está trabajando para “librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida”, es decir, “la descendencia de Abraham” (Heb 2:16). Esto se refiere a los descendientes de Abraham, tanto a través de Isaac (los judíos) como Ismael (los gentiles) —es decir, todas las personas. La pregunta que hacen los hebreos es, ¿cómo librará Dios a la humanidad del mal, la muerte y el diablo? La respuesta es, por medio de Jesucristo, el gran sumo sacerdote.

Estudiaremos el sacerdocio de Jesús con más detalle cuando lleguemos a los capítulos centrales del libro (Heb 5–10). Por ahora, simplemente mencionamos que los capítulos iniciales del libro resaltan que el trabajo creador de Jesús y Su trabajo sacerdotal no están aislados el uno del otro. Hebreos los une: “Tú, Señor, en el principio pusiste los cimientos de la tierra, y los cielos son obra de Tus manos” (Heb 1:10), y “para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo” (Heb 2:14). Esto nos dice que Cristo es el representante de Dios tanto de la creación original como de la obra de redención. El trabajo de creación de Cristo lo lleva, después de la Caída, a “librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud” (Heb 2:15) y a “hacer propiciación por los pecados del pueblo” (Heb 2:17).

Sabemos muy bien lo lejos que se encuentran nuestros lugares de trabajo del diseño original de Dios. Algunos trabajos existen principalmente porque es necesario refrenar la maldad que invade el mundo en la actualidad. Necesitamos a la policía para que refrene a los criminales, a los diplomáticos para que restauren la paz, a los profesionales en asistencia médica para que sanen las enfermedades, a los evangelistas para que llamen a las personas a que regresen a Dios, los talleres de reparación de autos para reparar lo que causan los accidentes, a los periodistas investigativos para que destapen la corrupción y a los ingenieros para que reconstruyan puentes deteriorados. Todos los lugares de trabajo sufren bastante por causa de la Caída. Aspectos como la mala gestión, las disputas entre los trabajadores y la gerencia, el chisme, el acoso, la discriminación, la pereza, la codicia, la falta de sinceridad y otros problemas grandes y pequeños, impiden nuestro trabajo y nuestras relaciones en todo momento. La solución de Dios no es abandonar Su creación o sacar de ella a los seres humanos, sino transformarla completamente, para volverla a crear en su bondad intrínseca. Para lograrlo, envía a Su Hijo a que sea encarnado en el mundo, así como era el creador del mundo. En nuestros lugares de trabajo, nos convertimos en “hermanos santos, participantes del llamamiento celestial” con Cristo (Heb 3:1), para sustentar y restaurar la creación. Esto no reemplaza el trabajo creador que comenzó en el jardín del Edén, sino que lo fortalece y lo aumenta. Los trabajos creadores y redentores se dan mano a mano y están entrelazados hasta el regreso de Cristo y la abolición de mal.