El trabajo fiel (1 Tesalonicenses 4:9-12 y 2 Tesalonicenses 3:6-16)
El tema del trabajo se trata de forma directa en 1 Tesalonicenses 4:9–12 y 2 Tesalonicenses 3:6–16.[1] Los eruditos siguen debatiendo qué condujo exactamente al problema de la desocupación en Tesalónica. Aunque nos preocupa más saber la forma en la que Pablo quiere que se solucione el problema, será útil hacer algunas conjeturas sobre cómo pudo haber surgido el problema en primer lugar.
- Muchos creen que algunos de los tesalonicenses habían dejado de trabajar porque los últimos tiempos estaban cerca.[2] Tal vez sentían que ya estaban viviendo en el reino de Dios y no había necesidad de trabajar. O podrían haber pensado que Jesús llegaría en cualquier momento y por eso, no tenía sentido trabajar. Las cartas a los tesalonicenses hablan bastante de los malentendidos sobre los últimos tiempos, y es interesante que los pasajes acerca de la desocupación en 1 Tesalonicenses 4:9–12 y 2 Tesalonicenses 3:6–16 se encuentren en el contexto de la enseñanza sobre ese tema. Sin embargo, Pablo no hace una conexión específica entre la desocupación y la escatología.
- Otros han propuesto que la desocupación se dio por un motivo “más noble”: las personas habían dejado sus trabajos para predicar el evangelio. (Es posible ver que esa acción se hubiera mitigado si tuvieran el fervor escatológico que se señala en la primera perspectiva).[3] Estos aspirantes a evangelistas forman un fuerte contraste con Pablo, el evangelista principal, quien a pesar de todo trabaja con sus propias manos para no convertirse en una carga para la iglesia. Las iglesias en Macedonia eran reconocidas por su fervor por el evangelismo, pero aún no es claro si los que no trabajaban en Tesalónica necesariamente estaban usando su tiempo libre para labores evangelísticas.
- Una tercera perspectiva ve el problema como algo más sociológico que teológico.[4] Algunos trabajadores manuales estaban desempleados (ya fuera por pereza, persecución o el malestar económico general) y se habían vuelto dependientes de la caridad de otros en la iglesia. Descubrieron que la vida como clientes de un patrón rico era significativamente más fácil que la vida como trabajadores que se esfuerzan en la jornada laboral. El mandato para los cristianos de que se cuiden los unos a los otros se convirtió en un pretexto fácil para que continuaran en un estilo de vida parásito.
Es difícil escoger una de estas propuestas. Todas tienen algo que las respalda en las cartas y es sencillo ver analogías modernas en la iglesia contemporánea. Muchas personas en la actualidad subestiman el trabajo diario porque “Jesús vuelve pronto y de todos modos, todo se va a terminar”. Muchos trabajadores cristianos justifican su desempeño por debajo del estándar en que su propósito “real” en el trabajo es evangelizar a sus compañeros. Además, surgen situaciones en donde vemos la dependencia inútil de la caridad de otros, tanto en el contexto local (por ejemplo, los pastores a los que se les pide que le den dinero a un hombre cuya madre murió… por tercera vez este año) como el contexto global (por ejemplo, la cuestión de si la ayuda extranjera perjudica más de lo que ayuda).
No obstante, podemos avanzar incluso sin tener la certeza absoluta de qué es lo que estaba causando el problema de la desocupación en Tesalónica. Primero, podemos notar que las perspectivas anteriores comparten una suposición común, pero falsa: que la venida de Cristo al mundo ha disminuido radicalmente el valor del trabajo diario. Las personas estaban usando un aspecto de la enseñanza de Cristo —Su segunda venida, Su comisión de evangelizar al mundo o Su mandato de compartir en la comunidad— para justificar su desocupación. Pablo no acepta esta situación. La vida cristiana responsable acepta el trabajo, incluso el trabajo duro de un trabajador manual del primer siglo. Igualmente es claro que Pablo se altera cuando las personas se aprovechan de la generosidad de otros en la iglesia. Si las personas pueden trabajar, deben hacerlo. Finalmente, parece que la desocupación de los cristianos le dio una mala imagen a la iglesia en la comunidad pagana.
Para más información acerca de la relación entre las instrucciones sobre la pureza sexual en 1 Tesalonicenses 4:3–7 y las instrucciones en el 4:9–12, ver Traugott Holtz, Der erste Brief an die Thessalonicher en Evangelisch-katholischer Kommentar zum Neuen Testament (Zürich: Benziger, 1986), 161–62; Karl P. Donfried, “The Cults of Thessalonica and the Thessalonian Correspondence” [Los cultos de Tesalónica y la correspondencia tesalonicense], New Testament Studies [Estudios del Nuevo Testamento] 31, nº 3 (1985): 341–42; y Earl J. Richard, First and Second Thessalonians, Sacra Pagina [Primera y segunda a los Tesalonicenses, Sacra Pagina] (Collegeville: Michael Glazier, 1995), 194, 202.
Ver, por ejemplo, G. Agrell, Work, Toil and Sustenance: An Examination of the View of Work in the New Testament, Taking into Consideration Views Found in Old Testament, Intertestamental and Early Rabbinic Writings [El trabajo, el esfuerzo y el sustento: un análisis de la perspectiva del trabajo en el Nuevo Testamento, teniendo en cuenta los puntos de vista que se encuentran en escritos del Antiguo Testamento, intertestamentarios y rabínicos antiguos], traducción de S. Westerholm y G. Agrell (Lund: Ohlssons, 1976), 122–23; John A. Bailey, “Who Wrote II Thessalonians?” [¿Quién escribió 2 Tesalonicenses?] New Testament Studies [Estudios del Nuevo Testamento] 25, nº 02 (1979): 137; Peter Müller, Anfänge der Paulusschule: Dargestellt am zweiten Thessalonicherbrief und am Kolosserbrief, in Abhandlungen zur Theologie des Alten und Neuen Testaments (Zúrich: Theologischer, 1988), 162–67; K. Romanuik, “Les Thessaloniciens étaient-ils des parassuex?” Ephemerides Theologicae Lovanienses 69 (1993): 142–45; y A. M. Okorie, “The Pauline Work Ethic in 1 and 2 Thessalonians” [La ética laboral de Pablo en 1 y 2 Tesalonicenses], Deltio Biblikon Meleton 14 (1995): 63–64.
Ver, por ejemplo, John Barclay, “Conflict in Thessalonica” [El conflicto en Tesalónica], Catholic Biblical Quarterly [Publicación católica trimestral] 55 (1993), 512–30; Trevor J. Burke, Family Matters: A Socio-Historical Study of Kinship Metaphors in 1 Thessalonians [Temas de familia: un estudio sociohistórico de las metáforas del parentesco en 1 Tesalonicenses] (Londres: T&T Clark, 2003), 213ff.
Ver, con diferentes puntos de énfasis, D. E. Aune, “Trouble in Thessalonica: An Exegetical Study of 1 Thess. 4:9–12, 5:12–14 and II Thess. 6:6–15 in Light of First-Century Social Conditions” [El problema en Tesalónica: un estudio exegético de 1Ts 4:9–12, 5:12–14 y 2Ts 6:6–15 a la luz de las condiciones sociales del primer siglo], Tesis de Maestría en teología (Regent College, 1989); Colin R. Nicholl, From Hope to Despair: Situating 1 & 2 Thessalonians [De la esperanza al desespero: contextualización de 1 y 2 Tesalonicenses], Society for New Testament Studies Monograph Series [Serie de monografías de la Sociedad de estudios del Nuevo Testamento] (Cambridge: Cambridge University Press, 2004), 157ff; Ben Witherington, 1 and 2 Thessalonians: A Socio-Rhetorical Commentary [1 y 2 Tesalonicenses: un comentario sociorretórico] (Grand Rapids, Eerdmans, 2006), 43–44.