Dios trabajó en la creación, haciendo trabajadores humanos a Su imagen (Colosenses 1:1-14)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Por alusión, en Colosenses 1:6 Pablo nos lleva de regreso a Génesis 1:26–28.

Y dijo Dios: Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.

Aquí vemos al Dios creador trabajando y la cúspide de su actividad es la creación de la raza humana a imagen y semejanza divina. Él les da dos tareas a los recién creados (las tareas se las da a los dos, tanto al hombre como a la mujer): deben ser fecundos y multiplicarse, llenando la tierra que después deben sojuzgar o gobernar. Pablo retoma el lenguaje de Génesis 1 en Colosenses 1:6, dando gracias a Dios porque el evangelio está progresando en medio de ellos, “dando fruto constantemente y creciendo” mientras llega a otros lugares del mundo. Luego, lo repite en el 1:10 —los colosenses deben dar fruto y crecer en su entendimiento de Dios y en el trabajo en Su nombre. En el trabajo, tanto ellos como nosotros portamos la imagen del Dios que trabaja, ya sea en tareas como el trabajo de ser padres, el trabajo polifacético de sojuzgar la tierra y gobernarla o el trabajo del ministerio. Fuimos creados como trabajadores desde el comienzo y Cristo nos redime como trabajadores.