Introducción a Jeremías y Lamentaciones

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

La cuestión fundamental del libro de Jeremías es medir la fidelidad del pueblo a Dios en un ambiente difícil. Dios condena las prácticas deshonestas en el mismo contexto en que condena la idolatría y la hipocresía religiosa, lo que deja claro que este libro profético no abarca solamente a los problemas religiosos, sino también las cuestiones sociales y éticas. Jeremías se interesa en la fidelidad en el ámbito religioso, familiar, militar, gubernamental, agrícola y en todas las demás esferas de la vida y el trabajo. Actualmente, como trabajadores enfrentamos un asunto similar al de la época del profeta. Estamos llamados a ser fieles a Dios en el ámbito laboral, pero no es fácil seguir los caminos de Dios en muchos lugares de trabajo.

Jeremías tuvo que lidiar con la infidelidad a Dios de casi todo el pueblo. Todos le fueron infieles al Señor, desde los reyes y los príncipes hasta los profetas y, aun así, en general, venían al templo, ofrecían sacrificios e invocaban el nombre del Señor, aunque no reconocían a Dios en su forma de vida en los demás aspectos (Jer 7:1–11). Ellos son iguales a aquellos que hoy día asisten a la iglesia los domingos y dan sus ofrendas, pero viven el resto de sus vidas como si Dios no estuviera presente.

Dentro del marco de la fidelidad a Dios, el libro de Jeremías contiene varios pasajes directamente relacionados con el trabajo y muchos otros que abordan el tema de la fidelidad a Dios en todos los aspectos de la vida, con claras implicaciones laborales.

Jeremías no presenta muchos principios o mandatos nuevos en sus profecías referentes al trabajo, sino que reconoce los que han sido revelados en los libros anteriores de la Biblia, especialmente en la ley de Moisés. Él reprendió al pueblo de Dios porque no estaban siguiendo la ley y les advirtió que eso traería un desastre sobre ellos. Cuando el desastre llegó, él les enseñó a vivir realmente la ley de Dios en su nueva —y deprimente— situación. Además, los animó con la promesa de Dios de que Él restauraría eventualmente su gozo y prosperidad si decidían volver a ser fieles.

Aunque se enunciaron aproximadamente seiscientos años antes del apóstol Pablo, las palabras de Jeremías acerca del trabajo se pueden resumir fácilmente en lo que dice Colosenses 3:23: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”.