¿Confiar en Dios significa acudir a la oración, actuar, o ambos? (Nehemías 1:11 - 4:23)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Al final del primer capítulo, Nehemías se identifica como el “copero del rey” (Neh 1:11). Esto significa que no solo tenía acceso inmediato al rey por ser el que probaba y servía sus bebidas, sino que también era consejero de confianza y un funcionario de alto rango del Imperio Persa.[1] Él usó su experiencia y su posición profesional con grandes beneficios al emprender el trabajo de reconstrucción de la muralla de Jerusalén.

Cuando el rey le concedió el permiso para supervisar el proyecto de reconstrucción, Nehemías solicitó cartas para darles a los gobernadores de los territorios por los que tendría que pasar en su viaje hacia Jerusalén (Neh 2:7). A los ojos de Nehemías, el rey concedió esta petición “porque la mano bondadosa de mi Dios estaba sobre mí” (Neh 2:8). Al parecer, Nehemías no creía que confiar en Dios significaba no buscar la protección del rey para su viaje. Es más, a él le agradaba tener “oficiales del ejército y hombres de a caballo” que lo acompañaran para estar a salvo en el camino hacia Jerusalén (Neh 2:9).

El texto no indica que la decisión de Nehemías de buscar y aceptar la protección del rey tuviera algo de malo. De hecho, le atribuye esta ayuda real a la bendición de Dios. Es sorprendente ver la diferencia entre la postura de Nehemías y la de Esdras en este aspecto. Mientras que Esdras creía que demostrar su confianza en Dios significaba no pedir la protección del rey, Nehemías veía el ofrecimiento de dicho amparo como una evidencia de la mano bondadosa de Dios dando Su bendición. Este desacuerdo demuestra que fácilmente las personas piadosas pueden llegar a conclusiones diferentes acerca de lo que significa confiar en Dios en el trabajo. Tal vez cada uno estaba haciendo lo que le era más familiar. Esdras era sacerdote y estaba familiarizado con la morada de la presencia del Señor. Nehemías era copero del rey y estaba familiarizado con el ejercicio del poder de la realeza. Esdras y Nehemías deseaban ser fieles en sus labores. Los dos eran líderes piadosos de oración, pero entendieron de formas diferentes lo que implica confiar en Dios para recibir Su protección. Para Esdras significaba viajar sin guardias del rey. Para Nehemías, significaba aceptar la ayuda del rey considerándola como una evidencia de la bendición misma de Dios.

En varios lugares encontramos indicadores de que Nehemías era lo que podríamos llamar un “creyente pragmático”. Por ejemplo, en el capítulo 2, Nehemías inspeccionó secretamente las ruinas de la antigua muralla antes de anunciarle sus planes a los residentes de Jerusalén (Neh 2:11-17). Al parecer, él quería saber el tamaño y la dimensión del trabajo del que se haría cargo antes de comprometerse públicamente a realizarlo. Aun así, luego de explicar el propósito de su venida a Jerusalén y señalar la mano bondadosa de Dios sobre él, al recibir burlas y acusaciones de algunos oficiales locales Nehemías respondió, “El Dios del cielo nos dará éxito” (Neh 2:20). En parte, Dios concedió el éxito en esta tarea por medio del liderazgo ingenioso y bien informado de Nehemías. El hecho de que el éxito venga del Señor no significaba que Nehemías pudiera sentarse y relajarse. Al contrario, él estaba a punto de comenzar una tarea ardua y demandante.

Al liderar, Nehemías debía delegar partes del proyecto de construcción de la muralla a una gran variedad de personas, incluyendo “el sumo sacerdote Eliasib [y] sus hermanos los sacerdotes” (Neh 3:1); “los tecoítas” sin incluir sus nobles quienes no quisieron someterse a los supervisores (Neh 3:5); “Uziel, hijo de Harhaía, de los orfebres” y “Hananías, uno de los perfumistas” (Neh 3:8); “Salum… oficial de la mitad del distrito de Jerusalén, [y] sus hijas”  (Neh 3:12); y muchos más. Nehemías tuvo la capacidad de inspirar el compañerismo y organizar el proyecto de forma eficiente.

Pero entonces, igual que en la historia en Esdras de la reconstrucción del templo, surgió la oposición. Los líderes de pueblos locales intentaron entorpecer el esfuerzo de los judíos por medio de las burlas, pero “el pueblo tuvo ánimo para trabajar” (Neh 4:6). Cuando sus palabras no detuvieron la reconstrucción de la muralla, los líderes locales “conspiraron juntos para venir a luchar contra Jerusalén y causar disturbio en ella” (Neh 4:8).

Entonces, ¿a qué acción guió Nehemías a su pueblo? ¿A orar y confiar en Dios? ¿O a armarse para la batalla? Como era de esperar, el creyente pragmático los guió a hacer ambas cosas: “Entonces oramos a nuestro Dios, y para defendernos montamos guardia contra ellos de día y de noche” (Neh 4:9). De hecho, Nehemías también situó guardias en lugares especiales cuando aumentaron las amenazas contra los constructores de la muralla. Él animó a su pueblo a que no desmayaran por causa de sus opositores: “No les tengáis miedo; acordaos del Señor, que es grande y temible, y luchad por vuestros hermanos, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestras mujeres y vuestras casas” (Neh 4:14). Las personas debían luchar como consecuencia de su fe. Poco después, Nehemías añadió más palabras de ánimo diciendo, “nuestro Dios peleará por nosotros” (Neh 4:20). Sin embargo, esta no era una invitación a que los judíos bajaran sus armas y se concentraran en la construcción confiando solamente en la protección sobrenatural. Más bien, Dios pelearía por Su pueblo ayudándoles en la batalla. Él estaría trabajando en y por medio del trabajo de Su pueblo.

Algunas veces parece que los cristianos actuamos como si hubiera una pared rígida entre la búsqueda activa de nuestros propios planes y la espera pasiva de que Dios actúe. Estamos conscientes de que esta es una dualidad falsa, lo que explica el porqué, por ejemplo, la teología cristiana ortodoxa histórica rechaza la premisa de la ciencia cristiana de que los tratamientos médicos son actos de infidelidad hacia Dios. Sin embargo, hay momentos en los que somos tentados a volvernos pasivos mientras esperamos que Dios actúe. Si usted está desempleado, sí, Dios quiere que consiga trabajo. Para conseguir el trabajo que Dios quiere para usted, es necesario que escriba un currículum, haga una búsqueda, aplique a empleos, tenga una entrevista y sea rechazado docenas de veces antes de encontrar ese trabajo, igual que todo el mundo. Si usted es padre, sí, Dios quiere que disfrute la crianza de sus hijos, pero también se requerirá que establezca y haga respetar los límites, que esté disponible en momentos poco oportunos para usted, que discuta los temas difíciles con ellos, que llore y sufra a su lado cuando hayan tropezones y huesos o corazones rotos, que les acompañe a hacer la tarea, les pida perdón cuando se equivoque y les ofrezca su perdón cuando fallen. El arduo trabajo de Nehemías y compañía nos advierte que confiar en Dios no significa sentarnos y cruzarnos de brazos esperando que nuestras dificultades se solucionen por arte de magia.

“Nehemiah (person)” [Nehemías (personaje)] en The Anchor Bible Dictionary [Diccionario bíblico Anchor], ed. David Noel Freedman (Nueva York: Doubleday, 1992).