La ética del conflicto (Lucas 6:27-36; 17:3-4)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Haga el bien a quienes lo odian (Lucas 6:27–36)

En todos los lugares de trabajo se experimenta el conflicto y Jesús trata este tipo de situaciones en Lucas 6:27–36. “Amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen; orad por los que os vituperan” (Lc 6:27–28). Lucas deja muy claro que esta es una enseñanza para el ámbito económico, ya que lo relaciona de forma específica con los préstamos de dinero: “prestad [a sus enemigos] no esperando nada a cambio” (Lc 6:35). Esta no parece una estrategia comercial viable de préstamos, pero tal vez podemos entenderla de una forma más abstracta. Los cristianos no deben usar su poder para perjudicar a las personas con las que tienen conflictos, sino que deben trabajar de forma activa por su bien. Esto puede aplicar en el lugar de trabajo en dos niveles: a nivel individual, significa que debemos trabajar por el bien de las personas con las que tenemos conflictos. Esto no significa evadir el conflicto o retirarse de la competencia, sino que, por ejemplo, si está compitiendo con un compañero de trabajo por un ascenso, debe ayudarle a hacer su trabajo lo mejor posible mientras trata de hacer el suyo aún mejor.

A nivel corporativo, significa no aplastar a la competencia, los proveedores o clientes, especialmente con acciones injustas o improductivas tales como demandas frívolas, monopolización, rumores falsos, manipulación de existencias y otros similares. Todos los oficios tienen su propio contexto y sería necio dar una aplicación universal de este pasaje en Lucas. Competir con fuerza en los negocios por medio del fraude intencional puede ser diferente a competir con fuerza en baloncesto por medio de una falta intencional. Por tanto, un elemento esencial de la participación de los creyentes en cualquier ocupación es tratar de descubrir cuáles son las formas apropiadas en las que se expresan el conflicto y la competencia a la luz de la enseñanza de Jesús.

Reprensión, arrepentimiento, perdón (Lucas 17:3–4)

Después, Jesús vuelve a tratar el tema del conflicto interpersonal: “Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo” (Lc 17:3, NVI). No deberíamos considerar esta afirmación solo como una terapia familiar, ya que Jesús usa el término “hermano” para todos los que lo siguen (Mr 3:35). Confrontar directamente a las personas y restaurar las buenas relaciones cuando se resuelve el conflicto son buenas prácticas organizacionales. Sin embargo, el siguiente versículo sobrepasa los límites del sentido común. “Y si peca contra ti siete veces al día, y vuelve a ti siete veces, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo” (Lc 17:4). De hecho, Jesús no solo demanda perdón, sino la ausencia de juicio en primer lugar. “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados” (Lc 6:37). “¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo?” (Lc 6:41).

¿Sería sabio no juzgar tanto en el trabajo? Pero, ¿el juicio sensato no es un requerimiento para la buena gobernanza y desempeño organizacional? A lo mejor, Jesús no está hablando acerca de dejar la forma sensata de juzgar, sino acerca del ser críticos y condenar a otros —la actitud hipócrita que asume que los problemas alrededor de nosotros son culpa de alguien más en su totalidad. Tal vez Jesús no quiere decir, “ignoren los lapsos morales repetidos o la incompetencia”, sino más bien, “pregúntense a ustedes mismos cómo sus acciones pueden haber contribuido al problema”. Quizás no quiere decir “no evalúe el rendimiento de otros”, sino más bien, “encuentre la manera de ayudar a los que están a su alrededor a tener éxito”. Tal vez lo que Jesús quería transmitir no era indulgencia sino misericordia: “Y así como queréis que los hombres os hagan, haced con ellos de la misma manera” (Lc 6:31).