Entender la vida en Cristo (Gálatas 1:6 - 4:31)
Pablo inicia identificando el problema entre los gálatas. Decidieron “seguir un evangelio diferente” (Gá 1:6). Este “evangelio” les manda a los gentiles “vivir como judíos” (Gá 2:14). Para mostrar que este “evangelio” en realidad no es un evangelio en absoluto —es decir, no son buenas noticias—, Pablo presenta varios argumentos, incluyendo su autobiografía (Gá 1:10–2:21), el recibimiento del Espíritu por medio de la fe (Gá 3:1–5), la descendencia de Abraham por medio de la fe (Gá 3:6–29), la analogía de los esclavos y los hijos (Gá 4:1–11), una petición personal y emocional (Gá 4:12–20), y la alegoría de la mujer esclava y la mujer libre (Gá 4:21–31).
En varios puntos de su explicación de la vida cristiana en los capítulos 1–4, Pablo usa el lenguaje y las imágenes de la servidumbre (esclavitud) para fortalecer su perspectiva de la vida en Cristo. Por medio de su fe en Cristo, los gálatas han sido liberados de la esclavitud, que en Gálatas significa principalmente la ausencia de libertad. “Ya no eres siervo, sino hijo” (Gá 4:7). Su deseo de cumplir la ley de Moisés en vez de depender de su fe es, en efecto, un regreso sin sentido al cautiverio de la esclavitud (Gá 4:8–10). Incluso la ley de Moisés, cuando se entiende apropiadamente, exalta la libertad por encima de la esclavitud a la misma ley (Gá 4:21–31).
Entonces, vemos que Pablo usa imágenes del trabajo (la esclavitud) para ilustrar un concepto espiritual acerca del legalismo religioso, y dicho concepto aplica directamente para el trabajo mismo. Un trabajo legalista —en el que los jefes tratan de controlar cada movimiento, cada palabra y cada pensamiento que tienen los empleados— va en contra de la libertad en Cristo. Los trabajadores de todo tipo deben obedecer a sus superiores. Y las organizaciones de todo tipo deben darle libertad a sus trabajadores de una forma compatible con las verdaderas necesidades del trabajo.