Salomón centraliza el gobierno del reino (1 Reyes 9-11)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

El gran esfuerzo nacional necesario para construir el templo convierte a Salomón en el gobernante de un reino poderoso. Durante su reinado, Israel alcanza el pico de su fuerza militar y económica, y el reino cubre más territorio que en cualquier otra época de la historia de Israel. Él lleva a cabo la centralización del gobierno, de la organización económica y la adoración de la nación.

Para reunir un grupo de trabajadores tan grande, el rey Salomón recluta por la fuerza personas de todas partes de Israel, lo que da un total de treinta mil hombres (1R 5:13-14). Parece que Salomón les paga a los israelitas que fueron reclutados por la fuerza (1R 9:22) de acuerdo con lo que dice Levítico 25:44-46, en donde se prohíbe esclavizar israelitas. Sin embargo, los extranjeros residentes sí se convierten en esclavos (1R 9:20-21). Además, una multitud de trabajadores provienen de naciones circundantes. Se reúne una gran variedad de profesionales altamente calificados de distintas procedencias, incluyendo a los mejores artesanos del momento. Los libros de Samuel, Reyes y Crónicas —que se interesan principalmente en el trabajo de la monarquía— dicen poco acerca de estos trabajadores; solamente mencionan cómo se relacionan con el templo, pero se les puede ver en el fondo de la historia, haciendo posible la existencia de toda la sociedad. Sin embargo, al hacerlos trabajar a la fuerza, Salomón construye su reino con métodos que debilitan su legitimidad y estabilidad. Desde ya podemos ver que se avecinan los problemas.

Salomón ve que mientras el gobierno central se expande, será necesario alimentar el gran grupo de trabajadores que sigue creciendo. Los soldados y los trabajadores de todos los proyectos de construcción de Salomón necesitan sus raciones (1R 5:9-11) y la creciente burocracia también se debe alimentar. Por tanto, el rey organiza a la nación en doce sectores y designa a un representante como supervisor de cada sector. Cada representante se encarga de proveer todas las raciones de alimento requeridas para un mes de cada año. Como resultado, las hijas de los israelitas son reclutadas por la fuerza para trabajar como “cocineras y panaderas” (1S 8:13). Israel llega a ser como los demás reinos, con trabajo forzado, impuestos elevados y una élite central que tiene el poder sobre el resto del país.

Como lo había predicho Samuel, los reyes hacen que el ejército crezca grandemente (1S 8:11-12). La militarización florece totalmente durante el reinado de Salomón al convertirse en un elemento esencial de la estabilidad del reino. Todo tipo de soldados, desde los del rango más bajo hasta los generales, necesitan armas que incluyen las jabalinas, lanzas, arcos y flechas, espadas, dagas, cuchillos y hondas. Además, necesitan un equipo protector con escudos, cascos y armaduras para el cuerpo. Para manejar un ejército tan grande, se debe mantener una organización militar nacionalizada. A diferencia de su padre, Salomón es llamado “hombre de paz”, aunque esta paz se asegura por medio de una fuerza militar bien organizada y aprovisionada.

En la historia de Salomón vemos cómo la sociedad depende del trabajo de una multitud de personas además de las estructuras y sistemas que organizan la producción y distribución a gran escala. La capacidad humana de organizar el trabajo es una evidencia de que somos creados a imagen de Dios, quien trae orden a partir del caos en una escala mundial (Gn 1). Qué apropiado que la Biblia describa esta habilidad por medio de la construcción del lugar donde Dios se reúne con la humanidad. Se requiere una habilidad dada por Dios para organizar el trabajo a una escala lo suficientemente grande como para construir la casa de Dios. Pocas personas querrían regresar a los métodos de organización de Salomón —reclutamiento, trabajos forzados y militarización—, así que podemos darle gracias a Dios por guiarnos a usar métodos más justos y efectivos en la actualidad. Tal vez lo que tomamos de este episodio es que Dios está sumamente interesado en el arte de coordinar el trabajo y la creatividad humana para alcanzar Sus propósitos en el mundo.