Las bendiciones de obedecer el pacto con Dios (Deuteronomio 7:12-15; 28:2-12)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

En caso de que los mandamientos, estatutos y decretos del pacto con Dios parezcan solamente una carga para Israel, Moisés nos recuerda que su propósito principal es bendecirnos.

Y sucederá que porque escuchas estos decretos y los guardas y los cumples, el Señor tu Dios guardará Su pacto contigo y Su misericordia que juró a tus padres. Y te amará, te bendecirá y te multiplicará; también bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu cereal, tu mosto, tu aceite, el aumento de tu ganado y las crías de tu rebaño en la tierra que El juró a tus padres que te daría. (Dt 7:12-13)

Si obedeces al Señor tu Dios: Bendito serás en la ciudad, y bendito serás en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el producto de tu suelo, el fruto de tu ganado, el aumento de tus vacas y las crías de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa. Bendito serás cuando entres, y bendito serás cuando salgas... El Señor te hará abundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu suelo, en la tierra que el Señor juró a tus padres que te daría. Abrirá el Señor para ti Su buen tesoro, los cielos, para dar lluvia a tu tierra a su tiempo y para bendecir toda la obra de tu mano. (Dt 28:2-7; 11-12)

La finalidad de obedecer el pacto es que sea una fuente de bendición, prosperidad, gozo y salud para el pueblo de Dios. Como dice Pablo, “La ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno” (Ro 7:12), y “el amor es el cumplimiento de la ley” (Ro 13:10).

Esto no se debe confundir con el llamado “evangelio de la prosperidad”, el cual declara de forma incorrecta que Dios inevitablemente les da riqueza y salud a las personas que se ganan su favor. Lo que esto significa es que si el pueblo de Dios vivía según el pacto, el mundo sería un mejor lugar para todos. Por supuesto, los cristianos somos testigos de que no podemos cumplir la ley por nosotros mismos. Es por eso que hay un nuevo pacto en Cristo, en el cual la gracia de Dios está disponible para nosotros por medio de la muerte y resurrección de Jesús y no estamos limitados por nuestra propia obediencia. Al vivir en Cristo, encontramos que somos capaces de amar y servir a Dios y que después de todo, lo que hacemos es bendecido como lo describe Moisés, en cierta medida en la actualidad y lo será completamente cuando Cristo traiga el cumplimiento del reino de Dios.

En todo caso, el tema general en todo el libro de Deuteronomio es la obediencia del pacto con Dios. Así como en estos tres pasajes, el tema es evidente en muchas partes breves a lo largo de libro y Moisés regresa a este en la última sección al final de su vida, en los capítulos 29 y 30.