“Honra a tu padre y a tu madre” (Deuteronomio 5:16; Éxodo 20:12)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

El quinto mandamiento dice que debemos respetar la autoridad más básica entre los seres humanos: la de los padres sobre los hijos. Dicho de otro modo, ser padres es uno de los trabajos más importantes que hay en el mundo y merece y requiere el más grande respeto. Hay muchas maneras de honrar (o deshonrar) a padre y madre. En el tiempo de Jesús, los fariseos querían restringirlo a hablar bien de los padres, pero Jesús señaló que obedecer este mandamiento requiere trabajar para proveer para los padres (Mr 7:9-13). Honramos a otros cuando trabajamos para su bien.

Para muchas personas, las buenas relaciones con los padres son una de las alegrías de la vida; servirlos amorosamente es un deleite y obedecer esto es fácil. Pero este mandamiento nos pone a prueba cuando nos resulta difícil trabajar para el beneficio de nuestros padres. Tal vez no hayamos recibido el mejor trato o cuidado de parte de ellos. Puede que sean controladores o entrometidos. Es posible que estar cerca de ellos perjudique nuestra auto-imagen, nuestro compromiso con nuestros cónyuges (incluyendo las responsabilidades bajo el tercer mandamiento), e incluso nuestra relación con Dios.  Aunque tengamos una buena relación con nuestros padres, puede que en algún momento cuidarlos sea una gran carga, simplemente por causa del tiempo y del trabajo que requiere. Si la edad o la demencia les roba la memoria, sus capacidades y su naturaleza bondadosa, cuidarlos se puede convertir en una aflicción profunda.

Con todo, el quinto mandamiento viene con una promesa, “para que tus días sean prolongados y te vaya bien en la tierra que el Señor tu Dios te da” (Dt 5:16). Al honrar verdaderamente a los padres, los hijos aprenden el respeto verdadero en todas las demás relaciones, incluyendo las que tendrán en sus futuros lugares de trabajo. Obedecer este mandato hace que tengamos una vida larga y que nos vaya bien porque desarrollar buenas relaciones de respeto y autoridad es esencial para el éxito individual y el orden social.

Ya que esta es una instrucción de trabajar por el beneficio de los padres, es un mandato que de forma inherente se relaciona con el lugar de trabajo. Puede que allí sea donde ganamos dinero para sustentarlos o puede ser el lugar en el que les ayudamos en las tareas diarias. Los dos son trabajo. Cuando tomamos un empleo porque nos permite vivir cerca de ellos, enviarles dinero, hacer uso de los valores y talentos que desarrollaron en nosotros o lograr cosas que nos enseñaron que son importantes, los estamos honrando. Cuando limitamos nuestra carrera para poder estar con ellos, ayudarles a limpiar y cocinar, darles un baño y abrazarlos, llevarlos a los lugares que les gustan, o disminuir sus miedos, los estamos honrando.

Consecuentemente, los padres tienen el deber de ser dignos de confianza, respeto y obediencia. Criar hijos es un trabajo y ningún lugar de trabajo requiere estándares más altos de confiabilidad, compasión, justicia y equidad. Como lo dice el apóstol Pablo, “padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor” (Ef 6:4). Solo por la gracia de Dios se puede servir debidamente como padre, lo que indica una vez más que la adoración a Dios y la obediencia a sus caminos es la base de todo Deuteronomio.

En nuestro lugar de trabajo podemos ayudarles a otras personas a cumplir el quinto mandamiento y podemos obedecerlo nosotros mismos. Podemos recordar que tanto empleados, como clientes, compañeros de trabajo, jefes, proveedores y los demás también tienen familias, y entonces podemos adecuar nuestras expectativas para apoyarlos en su labor de honrar a sus familias. Cuando otros hablan o se quejan de sus luchas con sus padres, podemos escucharlos con compasión, apoyarlos de forma práctica (por ejemplo, ofreciéndonos a tomar un turno para que puedan estar con sus padres) o tal vez ofrecer una perspectiva piadosa para que ellos la consideren. Por ejemplo, si un colega que está enfocado en su carrera nos revela una crisis familiar, tenemos la oportunidad de orar por su familia y recomendarle que considere ajustar su tiempo familiar y laboral.