Descanso y trabajo: Conclusiones

Artículo / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

En conclusión, el descanso tiene el propósito de recordarles a las personas el invaluable privilegio de estar creados a imagen de Dios. la consagración del séptimo día es la invitación por gracia de Dios a disfrutar de una íntima comunión con él y a deleitarse en su creación. No obstante, a causa del pecado de la humanidad en la Caída, el trabajo, que Dios originalmente creó bueno, ahora se vuelve penoso y frustrante.

Tal como el descanso físico es necesario para sobrevivir, las limitaciones humanas también señalan la necesidad de descanso espiritual. Con excepción de aquellos que trabajan en condiciones similares a la esclavitud, el exceso crónico de trabajo surge al no creer en la provisión de Dios e intenta resolver el asunto por manos humanas. La adicción al trabajo tiene sus raíces en profundos temores e inseguridades. Sin el compás del trabajo constante, algunas personas pueden sentirse inseguras respecto a la estabilidad futura, la identidad o autoestima.

En este círculo vicioso, Jesús entra como el «Señor del sábado», aquel que es más grande que el sabbat y realiza aquello que la ley sabática jamás puede hacer por sí sola. La vida, muerte y resurrección restauran la relación de las personas con Dios. La humanidad una vez más puede trabajar en asociación con Dios y descansar en su presencia.

Cada persona tiene la libertad de elegir ritmos sabios de trabajo y descanso para sí mismo. No obstante, en última instancia es la fe en Cristo lo que conduce a un descanso espiritual más profundo. Jesús ofrece llevar las cargas de cada creyente, y lo dice en serio. La identidad dada por Dios que Jesús provee para cada persona que lo sigue les otorga a los cristianos tanto la fortaleza para buscar el descanso físico como el valor para defender la libertad de los demás. Sí, siempre hay un futuro que el pueblo de Dios puede esperar donde habrá trabajo más satisfactorio y descanso más placentero. Entretanto, sin embargo, los cristianos pueden seguir la dirección de Dios y lanzarse plenamente tanto al trabajo como al descanso.