La desocupación (2 Tesalonicenses 3:6-15)
La desocupación es un asunto de la comunidad cristiana, no solo de cada individuo
Las palabras de 2 Tesalonicenses 3:10 son fundamentales: “Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma”. Dios considera el dejar de trabajar como una ofensa grave, tan grave que la iglesia está llamada a corregir a sus miembros desocupados. Pablo exhorta a la iglesia a “que amonestéis” a los que evaden su obligación de trabajar (1Ts 5:14) y manda “en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” en 2 Tesalonicenses 3:6–15 que la iglesia discipline a los hermanos ofensores. La disciplina es relativamente dura, lo que demuestra que la desocupación no era algo insignificante para Pablo. La iglesia está llamada a “disociarse” de los que eluden su responsabilidad de trabajar, lo que probablemente quiere decir que deben evitar incluirlos cuando se reúnen juntos en comunión cristiana. Desde luego, la intención era provocar una corta y fuerte conmoción en los hermanos ofensores alejándolos y de este modo, hacer que volvieran al camino correcto.
La desocupación conduce a la maldad
Las consecuencias negativas de eludir el trabajo van más allá de la carga que se les impone a otros. Los que evitan trabajan comúnmente terminan dedicándole su tiempo a actividades malsanas. La exhortación de Pablo a los trabajadores manuales tesalonicenses a “que tengáis por vuestra ambición el llevar una vida tranquila” y “os ocupéis en vuestros propios asuntos” (1Ts 4:11) da a entender lo que dice explícitamente 2 Tesalonicenses 3:11, “oímos que algunos entre vosotros andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo”. La palabra griega periergazomai (que se traduce como “metiéndose en todo”) se refiere a entrometerse en los asuntos de otras personas.[1] Pablo expresa una idea similar en 1 Timoteo 5:13, donde habla de que la iglesia sustenta a las viudas más jóvenes que “no [son] sólo ociosas, sino también charlatanas y entrometidas, hablando de cosas que no son dignas”. Parece que los desocupados en Tesalónica estaban interfiriendo en los asuntos de otras personas y eran contenciosos. La desocupación cría problemas.
Johannes P. Louw y Eugene A. Nida, Greek-English Lexicon of the New Testament Based on Semantic Domains [Diccionario de griego-inglés del Nuevo Testamento basado en campos semánticos], 2 volúmenes (Nueva York: UBS, 1988), §88.243; Horst Balz y Gerhard Schneider, Exegetical Dictionary of the New Testament [Diccionario exegético del Nuevo Testamento], 3 volúmenes, traducción de J. W. Medendorp y Douglas W. Scott (Grand Rapids: Eerdmans, 1990–93), 3:73.