Justicia en el comercio (Levítico 19:35-36)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Este pasaje prohibe que en los negocios se haga trampa con medidas falsas de longitud, peso o calidad, y es más específica refiriéndose a escalas y piedras, el equipamiento estándar del comercio. Las diferentes medidas mencionadas indican que esta regla se aplica en una variedad amplia, desde tramos de tierra hasta la medida más pequeña de productos secos y líquidos. La palabra hebrea tsedeq (“justo” en LBLA) que aparece cuatro veces en Levítico 19:36 denota un carácter que es correcto en términos de integridad y es irreprensible. Todas las pesas y medidas debían ser precisas. En pocas palabras, los compradores debían recibir lo justo por lo que pagaron.

Hay muchas formas en las que los vendedores pueden suministrar menos de lo que los compradores creen que están recibiendo. Esto no se limita a medidas falsificadas de peso, área y volumen. La exageración, estadísticas engañosas, comparaciones irrelevantes, promesas que no se pueden cumplir, “vaporware” (un producto que se promociona sin haber sido creado) y términos y condiciones ocultas son apenas la punta del iceberg  (para aplicaciones en varios lugares de trabajo, consulte "Decir la verdad en el trabajo").

Una mujer que trabaja para un gran emisor de tarjetas de crédito nos relata la desconcertante historia a continuación.

Nuestro negocio consiste en ofrecerles tarjetas de crédito a personas pobres que tienen malas historias crediticias. Aunque nuestras tasas de interés son altas, la tasa por defecto de los clientes es tan alta que no recibimos beneficios económicos solo cobrando intereses. Tenemos que encontrar una forma de generar otros cobros. Una dificultad es que la mayoría de nuestros clientes les temen a las deudas y por eso pagan su saldo mensual a tiempo. Cuando esto ocurre, no obtenemos pagos extra, así que tenemos un truco para tomarlos por sorpresa. Por los primeros seis meses, les enviamos la cuenta el día 15 del mes, que vence el día 15 del mes siguiente. De esta forma se familiarizan con el patrón y diligentemente nos envían su pago el 14 de cada mes. El séptimo mes, les enviamos la cuenta el día 12, que vence el 12 del siguiente mes. Ellos no se dan cuenta del cambio y nos envían el pago el día 14, como de costumbre y así les ganamos. Les hacemos un cobro de servicio de $30 por el pago atrasado. También, como son morosos, podemos aumentar su tasa de interés. El mes siguiente ya están en mora y entran en un ciclo que genera cobros para nosotros mes tras mes.[1]

Es difícil ver cómo aquellos que son llamados a seguir a un Dios santo puedan participar en un trabajo que dependa de engañar o confundir a las personas para beneficiarse económicamente.

El nombre se oculta por solicitud de la persona, como se le indicó al editor del proyecto de "Teología del Trabajo" William Messenger en una reunión del Consorcio Fordham en Seattle Pacific University, el 5 de agosto del 2011.