El gozo (Eclesiastés 5:1-6:9)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

La búsqueda del Predicador del significado en el trabajo termina con muchas lecciones cortas que tienen una aplicación directa en el trabajo. Primero, escuchar es más sabio que hablar, “No te des prisa en hablar” (Ec 5:2). Segundo, cumpla sus promesas, primero que todo las que le hace a Dios (Ec 5:4), Tercero, espere que el gobierno sea corrupto. Esto no es bueno, pero es universal, y es mejor que la anarquía (Ec 5:8-9). Cuarto, la obsesión por las riquezas es una adicción, y como cualquier otra, consume a aquellos a quienes aflige (Ec 5:10-12), pero no satisface (Ec 6:7-8). Quinto, la riqueza es efímera. Puede desaparecer en esta vida y con seguridad desaparecerá en la muerte. No construya su vida sobre ella (Ec 5:13-17).

En medio de esta sección, el Predicador menciona de nuevo el regalo de Dios de permitirnos disfrutar nuestro trabajo y la riqueza, las posesiones y el honor que pueda traer por un tiempo. “Es bueno y conveniente: comer, beber y gozarse uno de todo el trabajo en que se afana bajo el sol en los contados días de la vida que Dios le ha dado” (Ec 5:18). Aunque el disfrute es pasajero, es real. “Pues él no se acordará mucho de los días de su vida, porque Dios lo mantiene ocupado con alegría en su corazón” (Ec 5:20). Este gozo no viene de esforzarse y tener más éxito que los demás, sino de recibir la vida y el trabajo como regalos de Dios. Si el gozo en nuestro trabajo no llega como un regalo de Dios, entonces no llegará de ninguna manera (Ec 6:1-6).

Como en la parte de la amistad, el tono del Predicador es relativamente positivo en esta sección. Aun así, el resultado final sigue siendo la frustración, ya que vemos sencillamente que todas las vidas terminan en el sepulcro. La vida que fue sabia no termina de una mejor forma que la vida que se vivió con necedad. Es mejor ver esto sin tapujos, en vez de tratar de vivir en una ilusión de cuento de hadas. “Mejor es lo que ven los ojos que lo que el alma desea” (Ec 6:9a). Sin embargo, el resultado final de nuestras vidas sigue siendo “vanidad y correr tras el viento” (Ec 6:9b).