Dios creó a la mujer como una clase de ayuda ezer (Génesis 2:18)

Artículo / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Muchas opiniones de las mujeres trabajadoras han sido moldeadas por la palabra en Génesis 2:18, «ayuda» (ezer). En consecuencia, esta palabra amerita una atención algo mayor. ¿La mujer debía ser meramente una útil asistente para el hombre? En nuestros días usamos la palabra «ayuda» en el sentido de un ayudante de plomero, quien le pasa al jefe la llave apropiada para el trabajo. Pero eso está lejos del significado de la palabra hebrea que se usa para describir a la primera mujer.

Dios creó a la mujer como una ezer. La palabra ezer aparece veintiún veces en el Antiguo Testamento. En dos casos se refiere a la primera mujer, Eva, en Génesis 2. Tres veces se refiere a naciones poderosas a las que Israel pidió ayuda cuando estaba asediado. En los dieciséis casos restantes, la palabra se refiere a Dios como nuestra ayuda. Él es el que se pone a nuestro lado en nuestro desvalimiento. Ese es el sentido de ezer. Puesto que Dios no está subordinado a sus criaturas, cualquier idea de que una ayuda ezer es inferior resulta insostenible. En su libro Man and Woman: One in Christ, Philip Payne lo expresa así: «El sustantivo usado aquí [ezer] a lo largo del Antiguo Testamento no sugiere que “ayuda” sea como “sirviente”, sino socorro, salvador, rescatador, protector como en “Dios es nuestra ayuda”. En ningún otro caso del Antiguo Testamento se refiere a alguien inferior, sino siempre a un superior o un igual… “Ayuda” expresa que la mujer es una ayuda/fuerza que rescata o salva al hombre».

Mientras que muchos cristianos devotos ven la función de la mujer como una subordinada al hombre, la palabra ezer en el original hebreo revierte esa idea. La mujer no fue creada para servir al hombre, sino para servir con el hombre. Sin la mujer, el hombre era solo la mitad de la historia. Ella no fue una ocurrencia tardía o un añadido opcional a un hombre independiente y autosuficiente. Dios dijo en Génesis 2:18 que sin ella el estado del hombre «no es bueno». La intención de Dios al crear a la mujer para el hombre era que los dos fueran socios en las múltiples tareas implicadas en la administración de la creación de Dios.