Cambio de empleo

Artículo / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Si Dios dirige o guía a las personas a su trabajo, ¿podría alguna vez ser legítimo cambiar de empleo? ¿No sería eso rechazar la dirección de Dios al trabajo que ya tienes? Martín Lutero, el teólogo protestante del siglo XVI, sostuvo un famoso alegato contra el cambio de empleo. Esto se basaba en gran medida en su comprensión de este pasaje:

1 Corintios 7:20

Que cada uno permanezca en la condición [klesei] en que estaba cuando Dios lo llamó.

Pero hoy muchos dicen que la postura de Lutero respecto a un llamado individual a un rol social o laboral se debe a su incorrecta traducción del término griego klesei en 1 Corintios 7:20 como «vocación» o «llamado», en el sentido de ocupación. Esto influyó en la Biblia inglesa King James, que dice que cada hombre permanezca en el llamado en el que Dios lo llamó. Contrastemos esto con la traducción moderna más libre: «Que cada uno permanezca en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó» (NVI) o se convirtió.

Juan Calvino, contemporáneo de Lutero, no aceptó la interpretación de Lutero; tampoco lo hacen la mayoría de los teólogos modernos. De partida, no parece dar cuenta adecuadamente del verso siguiente, el cual sugiere que el cambio de ocupación es legítimo, al menos en ciertas circunstancias:

1 Corintios 7:21

¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes, aunque, si tienes la oportunidad de conseguir tu libertad, aprovéchala1.

Para decidir entre estas dos posturas, necesitamos recordar que el pasaje en cuestión habla del matrimonio, no de la ocupación. El deseo de los corintios de ascender social y espiritualmente los llevó a cuestionar a Pablo respecto al matrimonio, e intentaban cambiar a un estado de soltería aparentemente más espiritual y celestial (1 Corintios 7:1). En respuesta, Pablo afirma su principio general de permanecer en el mismo estatus/clase y roles en los que estaban al convertirse. Después de todo, Cristo los llamó o los convirtió allí, con lo cual hizo sus roles sociales relativos, no absolutos2. La diferencia está entre llamar en una situación al convertirse (Calvino) y llamar a una situación (Lutero)3. Os Guinness captura el sentido de nuestro llamado primordial: «En primer lugar, somos llamados a Alguien (Dios), no a algo (tal como la maternidad, la política o la enseñanza) o a algún lugar (tal como un barrio pobre o Mongolia)»4.

No obstante, si bien el llamado de Dios a la conversión y conducta cristiana no se equipara con estas esferas sociales, está estrechamente relacionado con ellas y las santifica. Un uso secundario del lenguaje del llamado para los roles relacionales y laborales se justifica de todas formas, como señala Fee:

Pablo quiere decir que al llamar a una persona dentro de una situación dada, esa misma situación es tomada en el llamado y de esa forma santificada para él o ella. De manera similar, al salvar a una persona en ese contexto, con ello Cristo se lo «asigna» a él o ella como su lugar donde vivir la vida en Cristo… Precisamente porque nuestra vida está determinada por el llamado de Dios, no por nuestra situación, necesitamos aprender a continuar ahí como aquellos que están «delante de Dios…». Allí sirvamos al Señor… ya se trate de un matrimonio mixto, soltería, trabajo de obrero o de oficina, o condición socioeconómica5.

Luego Pablo ilustra su principio básico de «permanecer» en la propia situación u ocupación social mediante la irrelevancia última tanto de la circuncisión (1 Corintios 7:18-19) como de la esclavitud/ocupación (1 Corintios 7:21-24; cf. Gálatas 3:28) comparadas con la salvación. No obstante, en lugar de la postura de los corintios de que nuestro contexto relacional/ocupacional es un mero escenario o andamiaje que se debe descartar lo antes posible, Pablo lo ve como una potencial parte de nuestro llamado primordial a vivir la salvación pero en nuestros roles secundarios social y laboral. Al igual que los sacramentos, los llamados son una señal externa y visible de una transformación espiritual interna.

Para Pablo, nuestros contextos relacionales y ocupacionales no son accidentales sino providenciales. El permanecer en la situación en la que estabas cuando fuiste llamado o te convertiste potencialmente transforma aun la situación menos promisoria en un lugar de servicio a Dios. Pero esta no es una ley rígida. Pablo ve el cambio ocupacional o de rol como algo indeseable en algunos casos, por ejemplo, venderse como esclavo o cambiar la identidad racial (incircuncisión); e innecesario pero posible o deseable en otros, si, por ejemplo, un amo de esclavos o un cónyuge no cristiano le permite a uno la libertad (1 Corintios 7:15, 21).

En consecuencia, los corintios no necesitaban abandonar sus roles sociales, ni debían permanecer en ellos. La explicación de Pablo en 1 Corintios 7:29-31 subraya la tensión de la libertad cristiana en el matrimonio y el trabajo en un mundo caído entre el ahora y el todavía no del reino de Dios. «Nos queda poco tiempo. De aquí en adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran… los que compran algo, como si no lo poseyeran; los que disfrutan de las cosas de este mundo, como si no disfrutaran de ellas; porque este mundo, en su forma actual, está por desaparecer». Se nos llama a permanecer en nuestra situación/rol terrenal o creación, pero nuestra lealtad y preocupación fundamental es llamada a retirarse hacia la nueva creación6.

Lutero enfatiza el aspecto del permanecer del llamado porque él experimentó la distorsión causada por mil años de negación monástica del matrimonio y la vida en el mundo. Miroslav Volf, escribiendo 500 años más tarde, enfatiza el aspecto del retirarse porque la propia enseñanza de Lutero se distorsionó y llegó a ser una «Ética protestante del trabajo»7 en la cual el trabajo se convirtió en un llamado primordial o incluso la fuente de la salvación. Contra estas dos distorsiones, el Espíritu de la nueva creación transforma nuestra situación social y laboral para permitir que los dones florezcan8.

En suma, Pablo desafía a los corintios y a nosotros a mantener nuestra disponibilidad para el reino de Dios o la nueva creación pero sin abandonar los roles creados que ese reino preservará y perfeccionará. Aunque existe una tensión entre nuestros roles en la creación y en el reino de Dios (1 Corintios 7:29-31), entre ser llamado a permanecer y ser llamado a retirarse, ambas finalmente se reconcilian, porque el reino es «creación sanada» (Hans Küng)9.

Más recientemente, Miroslav Volf ha escrito que, dado que los factores mediante los cuales Dios dirige a las personas al trabajo pueden cambiar en el transcurso de una vida laboral, Dios puede efectivamente guiar a las personas a cambiar de trabajo10. Tus capacidades deberían crecer junto con tu experiencia en el servicio a Dios. Él puede dirigirte a tareas más grandes que requieren que cambies de empleo. «¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!» (Mateo 25:21).

Por otra parte, si te vuelves cristiano a una edad adulta, ¿podría Dios requerir que cambies de trabajo? Podría parecer que hallar nueva vida en Cristo significa conseguir un nuevo empleo o carrera. Sin embargo, generalmente este no es el caso. Puesto que no existe una jerarquía de profesiones, generalmente es un error pensar que Dios quiere que encuentres un «llamado superior» al volverte cristiano. A menos que tu trabajo sea del tipo ilegítimo que analizamos anteriormente, o a menos que el empleo o los colegas amenacen con mantenerte estancado en hábitos no cristianos, puede que no haya necesidad de cambiar de trabajo. Sin embargo, ya sea que cambies de empleo o no, probablemente necesites hacer tu trabajo de forma distinta a como lo hacías antes, poniendo atención ahora a los mandatos, valores y virtudes bíblicas, como ocurrió con Zaqueo el cobrador de impuestos:

Lucas 19:5-9

Llegando al lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja en seguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa. Así que se apresuró a bajar y, muy contento, recibió a Jesús en su casa. Al ver esto, todos empezaron a murmurar: «Ha ido a hospedarse con un pecador». Pero Zaqueo dijo resueltamente: «Mira, Señor: Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes y, si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea». «Hoy ha llegado la salvación a esta casa —le dijo Jesús—, ya que este también es hijo de Abraham».

La versión inglesa NRVS tiene como lectura alternativa en una nota la idea de «aprovechar la oportunidad». Su lectura principal es más ambigua: «Haz uso de tu condición actual ahora más que nunca». Pero su versión alternativa es más congruente con la mayoría de las versiones inglesas modernas, y versiones españolas como NVI, NTV, RVC, DHH.

Gordon Fee, The First Epistle to the Corinthians, New International Commentary on the New Testament (NICNT) (Grand Rapids: Eerdmans, 1987), 314. El contexto más amplio de 1 Corintios muestra a los corintios social y espiritualmente inquietos deseando ascender espiritual y socialmente. Pablo mostró al comienzo que su revolucionario llamado o estatus «en Cristo» (1 Co 1:4-7, 27-30) relativizaba todos los demás llamados: racial (v. 24) y estatus social (v. 26ss.). Cf. Bruce W. Winter, Seek the Welfare of the City: Christians as Benefactors and Citizens (Carlisle/Grand Rapids: Paternoster/Eerdmans, 1994), 163f.

Miroslav Volf, Work in the Spirit: Toward a Theology of Work (Nueva York: Oxford University Press, 1991), 109s. citando a C. K. Barrett, First Corinthians, Black’s New Testament Commentary (Nueva York: Harper & Row, 1978), 169s. Contrasta la confusa paráfrasis de Lutero del v. 24 y su cambio desde «al cual» a «en la cual». «Permanece en el llamado al cual fuiste llamado, es decir, donde recibiste el evangelio; y permanece como estabas cuando fuiste llamado… Si eres llamado en la esclavitud, entonces permanece en la esclavitud en la cual fuiste llamado» (Luther’s Works ed. J. Pelikan vol. 28 (Philadelphia/St. Louis: Concordia and Muhlenberg/Fortress, 1955-76), 45-7. Cf. NVI v. 17, el cual sin usar el sustantivo «llamado» se refiere a «la condición que el Señor le asignó y a la cual Dios lo ha llamado», y en el v. 24 a permanecer «en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó».

Os Guinness, The Call (Nashville: Word, 1998), 31.

Gordon Fee, The First Epistle to the Corinthians, New International Commentary on the New Testament (NICNT), 306s., 321s., cf. 314 y Guinness, The Call, 31. Fee no necesariamente ve a Dios llamando a las personas a ser esclavas, por ejemplo, sino que considera que cualquier situación social dada, incluso una tan mala como la esclavitud, tiene el potencial de volverse un lugar de servicio y adoración. Sin embargo, si ese potencial no se puede realizar y se presenta la oportunidad de liberación de la esclavitud, Pablo incentiva a aprovecharla. Ver v. 21. Sin embargo, la versión inglesa NRSV en el v. 21 parece implicar que Pablo quiere que los cristianos permanezcan en su situación de esclavitud mientras interiormente son libres en Cristo. Aun si esta es la mejor traducción, esto se debe leer a la luz del principio no dualista de Pablo de que nuestro estado interior mental y espiritual se tiene que materializar externamente en nuestras situaciones sociales en la medida de lo posible (cf. Romanos 12:1, 2).

Cf. Vincent L. Wimbush, Paul the Worldly Ascetic: Response to the World and Self-Understanding According to 1 Corinthians 7 (Macon, GA: Mercer Uni. Press, 1987), 15ss., 21: «Permanecer» no afirmaba el status quo. Más bien «relativizaba la importancia de todas las condiciones y relaciones terrenales. No obstante… incluso el “permanecer” se relativiza»: aquellos que tienen la oportunidad, por ejemplo, los esclavos, v. 21, «pueden cambiar su condición o estatus social sin que resulte afectado su estatus con Dios». «Permanecer» contraría el eslogan corintio de retraerse: cambiar de estatus o retirarse del mundo a una «existencia cristiana pneumática [espiritual]» superior. Las dos digresiones de Pablo en vv. 17-24 y 29-35 clarifican su principio de que los estatus terrenales no son nada delante de Dios. Por lo tanto, somos libres de vivir en el mundo, pero no de él, en «separación espiritual o “ascetismo interior mundano”» (Worldly, 70) «como si» según los vv. 29-31. Esto es porque las formas, las estructuras, instituciones y preocupaciones de este mundo (schema) no son malignas, sino pasajeras (Worldly, 33s.).

Os Guinness, The Call (Nashville: Word, 1998), 39 ss.

Ver Miroslav Volf, Work in the Spirit: Toward a Theology of Work (Nueva York: Oxford University Press), 1991, cap. 4, y Exclusion and Embrace: A Theological Exploration of Identity, Otherness, and Reconciliation (Nashville: Abingdon, 1996), 50-51. Esto también refleja el énfasis del Antiguo Testamento en los exiliados judíos que se establecen en Babilonia, viviendo y trabajando junto con los babilonios a la vez que oran y buscan «el bienestar [shalom] de la ciudad» (Jer 29:4-7). Esto se vuelve un paradigma para los cristianos del Nuevo Testamento esparcidos o dispersos en el mundo gentil. También hoy es un modelo apropiado para el pueblo esparcido de Dios llamado a trabajar en el mundo en «exilio» en Babilonia. Cf. Winter, Seek the Welfare of the City.

Hans Kung, On Being a Christian (Londres: Collins, 1975), 231.

Miroslav Volf, Work in the Spirit, 109.