Conclusión de Mateo

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

A Dios le interesa nuestro trabajo y las Escrituras tienen mucho que decir al respecto. Como lo mencionamos al comienzo, el Evangelio según Mateo trata la teología y práctica del trabajo en muchos frentes: el liderazgo y la autoridad, el poder y la influencia, las prácticas de negocios, la verdad y el engaño, el trato de los trabajadores, la resolución de conflictos, la riqueza y las necesidades urgentes de la vida, las relaciones laborales, la inversión y el ahorro, el descanso y la vida en el reino de Dios mientras trabajamos en lugares seculares.

A menudo, los cristianos damos por sentado que nuestra vida debe estar dividida en dos reinos, el secular y el sagrado. Nuestro trabajo se puede convertir simplemente en una forma de ganarnos la vida, una actividad secular que no tiene un significado piadoso. La asistencia a la iglesia y la devoción personal son vistas como los únicos elementos sagrados de la vida y una mala interpretación de Mateo podría apoyar esta separación. El reino de la tierra podría representar las partes materiales y seculares de la vida y el reino de los cielos, las partes sagradas etéreas. Sin embargo, una lectura correcta de Mateo es que ambos reinos abarcan todo en la vida. El reino de Dios tiene aspectos tanto materiales como espirituales, igual que el reino del mundo caído. El método cristiano para abordar este concepto es poner nuestra vida entera, incluyendo nuestra vida laboral, al servicio del reino de Dios, el cual Cristo está trayendo a la tierra incluso en este momento.

Jesús llama a Sus seguidores a vivir y trabajar en medio del mundo caído manteniéndose fuertemente en los propósitos, las virtudes y los principios de Dios. Para los cristianos a nivel individual, lo sagrado y lo secular no se puede separar: “Nadie puede servir a dos señores” (Mt 6:24). En este universo creado y sostenido por Dios, no existe un espacio “secular”, inmune a Su influencia, fuera de Su control o sobre el cual Él no se declare soberano.

No obstante, aunque el reino de la oscuridad permanece, el reino de Dios está cercano. Por lo general, las personas y los sistemas del mundo no reflejan los caminos de Dios. Los que son llamados por Cristo deben aprender a servir al reino de Dios fielmente, mientras que aprenden a vivir en medio de los poderes reales que se oponen a Dios. La cosmovisión cristiana no puede ser la del escape o indiferencia de este mundo. Más que todas las personas, los cristianos deberían estar involucrados de forma justa en la creación de estructuras que reflejen el reino de Dios en todos los ámbitos de la vida, incluyendo el lugar de trabajo. Debemos modelar las prácticas del reino de Dios en nuestro lugar de trabajo, especialmente las prácticas en las que le rendimos nuestro poder y riqueza a Dios y dependemos de Su poder y provisión. Esto es lo que significa vivir (no solo decir) la oración paradigmática del Padre Nuestro: “Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”.