Conclusión de Colosenses y Filemón

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Colosenses nos da una imagen del estándar de Dios para el trabajo. Como empleados, servimos a nuestros empleadores con integridad, dando una medida completa de trabajo por los salarios que recibimos (Col 3:23). Si somos supervisores, tratamos a los subordinados como Dios nos trata: con compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia (Col 3:12). Dios desea que nuestro trabajo sea hecho en relaciones recíprocas, en las que cada parte contribuya al trabajo en general y se beneficie de este. Pero incluso si las otras partes no cumplen con su deber de reciprocidad, los cristianos deben cumplir con sus obligaciones (Col 3:22–4:1). Siguiendo el ejemplo de Jesús, ofrecemos perdón al enfrentar el conflicto (Col 1:13) y dejamos de lado nuestro poder por el bien de otros cuando es necesario (Col 1:20). Esto no significa que no tengamos estándares rigurosos ni responsabilidad, o que los cristianos en los negocios y otros lugares de trabajo no puedan competir con fuerza y tener éxito. Significa que los cristianos ofrecemos perdón. Significa que no siempre podemos consentir lo que nuestra cultura laboral considera como aceptable (Col 3:1–3), en especial si eso le da paso a un trato injusto o inequitativo de un compañero de trabajo o empleado (Col 4:1). Vemos esto ilustrado en el caso de Onésimo y Filemón. Nos esforzamos por ser excelentes en cualquiera que sea nuestro trabajo, porque lo hacemos en el nombre del Señor Jesús, no solamente para los hombres, sabiendo que recibiremos una herencia del Señor como recompensa (Col 3:23–24).