Conclusiones de los Doce Profetas

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Los libros de los Doce Profetas aportan una perspectiva unificada del trabajo en diversos momentos y situaciones de la vida de Israel. En todos los casos, demuestran que Dios está trabajando en el mundo y está dispuesto a darle lo mejor a Su pueblo si este cumple con Su pacto. Antes del exilio, los profetas exhortaron a las élites de Israel respecto a la manera en que ejercían el poder y a su fidelidad en la adoración. Su tema constante es que Dios solo acepta la adoración que viene acompañada de una justicia económica y política, porque para Él no existe una separación entre el trabajo de la adoración y el trabajo de la vida cotidiana. Él no acepta que algunos prosperen mientras que no aportan para el bien común y para los miembros más pobres y vulnerables de la sociedad.

El incumplimiento de Israel en cuanto al trabajo y la adoración que Dios demanda, causa la catástrofe nacional y el exilio en Babilonia. Durante el exilio, los profetas llaman al pueblo a afrontar sus errores y al hacerlo, descubrir que incluso en el peor de los momentos tuvieron la oportunidad de ser fieles. Nuevamente, su fidelidad se refleja tanto en su trabajo como en su adoración. Aquellos que trabajan solo por un interés egoísta no son mejores que aquellos que adoran ídolos. De hecho, cuando el trabajo y la riqueza resultante se convierten en fines en sí mismos, el trabajo es idolatría. Pero aquellos que trabajan justamente, de acuerdo con el pacto con Dios, descubrirán que Dios está presente en su trabajo incluso en las peores circunstancias, trayendo gozo y frutos.

Después del regreso del exilio, los profetas exhortan a Israel a que mantengan prioridades piadosas mientras se vuelven a establecer en la tierra y la reconstruyen a partir de la devastación. Una vez más, el desarrollo económico, el comercio justo, el gobierno que provee para el bien común y el trabajo al servicio de otros forman la base de la verdadera adoración. Todos son llamados a trabajar en cooperación con Dios y con la comunidad de la fe en pos de la paz y el bienestar que Dios desea para Su creación.

Este sigue siendo nuestro llamado hoy día, así como lo fue en el antiguo pueblo de Israel. En el orden hebreo del Antiguo Testamento, que es el mismo de los cristianos, los libros de los Doce Profetas aportan las últimas palabras antes del comienzo del Nuevo Testamento. Por tanto apuntan hacia Jesús, quien vino a hacer realidad el anhelo de los profetas de una vida abundante en todas las esferas de la actividad humana, incluyendo el trabajo, y al hacerlo, cumple la promesa que Dios le hizo a Zacarías, “El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: ‘Otra vez las ciudades de Israel rebosarán de prosperidad” (Zac 1:17 NTV).