Lo inmundo y lo limpio (Levítico 11-16)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

La lógica temática de toda esta sección, que se encuentra en el centro del libro, se explica en Levítico 11:45. “Porque Yo soy el Señor, que os he hecho subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios; seréis, pues, santos porque Yo soy santo” (Lv 11:45). Dios llama a Israel a reflejar Su santidad en todos los aspectos de la vida. Los capítulos 11 al 16 de Levítico abordan los alimentos “limpios” e “inmundos” (capítulo 11) y los rituales de purificación (capítulos 12 al 15). Por último, encontramos la forma en la que se debía celebrar el día de la expiación para purificar a las personas y el santuario de Dios (capítulo 16).

Los cristianos también reconocemos que todos los aspectos de nuestra vida deben ser una respuesta a la santa presencia de Dios entre nosotros, aunque los temas y el alcance de las leyes en Levítico tienden a desconcertarnos en la actualidad. ¿Existen principios éticos que permanezcan en estas reglas concretas? Por ejemplo, es difícil entender la razón por la que Dios permitía que Israel se alimentara de algunos animales y de otros no. ¿Por qué hay tanta preocupación por enfermedades específicas de la piel (las que ni siquiera podemos identificar con certeza hoy día) y no otras enfermedades que son más graves? De todos los males que enfrenta la sociedad, ¿el problema del moho es tan importante en realidad? Al reducir nuestro enfoque a temas de trabajo, ¿debemos esperar que estos textos digan algo que podamos aplicar a la industria alimentaria, la medicina o la contaminación ambiental de hogares y espacios de trabajo? Como lo señalamos antes, encontraremos respuestas no al preguntar si debemos obedecer reglas hechas para una situación diferente, sino al buscar cómo nos guían los pasajes para que contribuyamos al bienestar de la comunidad.

Solo se permite comer ciertos animales (Levítico 11)

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Hay varias teorías viables acerca de las normas que determinan qué animales son para el consumo humano en Levítico 11. Todas tienen respaldo externo, pero ninguna ha sido objeto de un consenso general. Determinarlo está por fuera de nuestro alcance, pero Jacob Milgrom ofrece una perspectiva directamente relacionada con el trabajo.[1] Él señala tres elementos dominantes: Dios limitó severamente la selección de Israel de alimentos de origen animal, les dio reglas específicas para matar animales y les prohibió comer la sangre, que representa la vida y por lo tanto solo le pertenece a Dios. A la luz de estos elementos, Milgrom concluye que el sistema alimenticio de Israel era un método para controlar el instinto asesino humano. En pocas palabras, “aunque pueden satisfacer su apetito por la comida, deben contener su hambre de poder. Ya que la vida es inviolable, no la pueden manipular indiscriminadamente”.[2] Si Dios decide involucrarse en los detalles de cuáles animales pueden matar y cómo se debe hacer, ¿cómo podríamos olvidarnos de que el tema de asesinato de seres humanos es mucho más restringido y está sujeto al escrutinio de Dios? Este punto de vista es más aplicable en la actualidad. Por ejemplo, si todos los centros de servicios agrícolas, animales y alimenticios fueran responsables a diario delante de Dios en cuanto al tratamiento y la condición de sus animales, ¿no estarían más atentos a la seguridad y las condiciones de trabajo de sus empleados?

A pesar de los detalles exhaustivos de Levítico, de donde surge la discusión persistente sobre los alimentos en la Biblia, sería incorrecto que algún cristiano tratara de imponer lo que todos los creyentes deben o no hacer respecto a la provisión, preparación y consumo de alimentos. No obstante, lo que sea que comamos o no comamos, Derek Tidball nos recuerda debidamente a los cristianos que la santidad es lo fundamental. Cualquiera que sea la postura respecto a estas cuestiones complejas, no se puede separar del compromiso cristiano por la santidad. La santidad nos llama incluso a comer y beber “para la gloria de Dios”.[3] Lo mismo aplica para el trabajo de producir, preparar y consumir alimentos y bebidas.

Jacob Milgrom, Leviticus 1-16 (New Haven: Yale University Press, 1998), 704-42.

Jacob Milgrom, Leviticus 1-16 (New Haven: Yale University Press, 1998), 105.

Derek Tidball, The Message of Leviticus [El mensaje de Levítico] (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1996), 15.

Trato de las enfermedades de la piel e infecciones de moho (Levítico 13-14)

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En contraste con las leyes sobre los alimentos, las leyes que hablan de las enfermedades y la contaminación ambiental tratan principalmente con la salud. La salud también es un asunto crucial en la actualidad y seguiría siendo un interés noble y piadoso incluso si el libro de Levítico no estuviera en la Biblia. Sin embargo, no sería sabio creer que Levítico ofrece instrucciones que podemos aplicar hoy directamente para afrontar enfermedades contagiosas y la contaminación ambiental. Ya que estamos a una distancia de miles de años de la época, ni siquiera podemos estar seguros exactamente de a cuáles enfermedades se refiere el pasaje. Si las normas concretas de Levítico no guían la forma en la que se realiza el trabajo de la salud y la protección ambiental, ciertamente lo hace la idea del mensaje perdurable del libro: que el Señor es el Dios de la vida y que Él guía, honra y enaltece a todos aquellos que sanan a las personas y al medioambiente.