Abigail: Una esposa ezer en una hacienda salva a su familia del desastre (1 Samuel 25)

Artículo / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Abigail, negándose a dejar que las restricciones patriarcales la detuvieran, desafió los roles de género con el fin de impedir que una disputa laboral escalara hasta el asesinato y el genocidio.

Esta es la historia detrás (se encuentra en 1 Samuel 25): el rico hacendado Nabal apacentaba ovejas y vacunos en campos no cercados. David, huyendo de Saúl, empleó voluntariamente su gran banda de hombres para proteger el ganado de Nabal. La recompensa esperada por este servicio de todo un año sería un enorme regalo de alimento en tiempo de cosecha. Pero Nabal se mofó del trabajo de David y se negó a darle algo. En respuesta, David armó a cuatrocientos de sus hombres y se dispuso a aniquilar a toda la familia de Nabal. Cuando la esposa de Nabal, Abigail, se enteró de esto, sintió que debía actuar, aun cuando, como mujer y como esposa de Nabal en una sociedad patriarcal, esto excedía los límites de lo permitido para ella. ¿Qué podía hacer?

Haciendo a un lado las estructuras patriarcales y arriesgando su vida en el proceso, Abigail cargó grandes cantidades de comida sobre asnos y partió al encuentro de David y su banda de guerreros. Ella se postró rostro en tierra y presentó sus obsequios, con la esperanza de que David aceptara su disculpa en nombre de su esposo. Los regalos y las sensatas palabras de Abigail apaciguaron a David. Él y sus hombres aceptaron los regalos y volvieron a su guarida en la montaña.

Pero al volver a casa, Abigail todavía enfrentaba la ira de Nabal por su deslealtad. Nabal podría haberla desheredado o peor aún, podría haber mandado matarla. Pero cuando el hacendado escuchó la intención de David de matarlo a él y a toda su casa, tuvo un infarto y diez días después murió.

Tan pronto como David se enteró de que Nabal había muerto, de inmediato le propuso matrimonio a Abigail. Con sus cinco criadas en fila, Abigail montó su asno y partió para convertirse en esposa de David. Eso puede sonar como el final de un cuento de hadas para la vida de Abigail, pero David ya tenía otras dos esposas, y con el tiempo él se casaría con otras cinco. En cierta forma el patriarcado seguiría gobernando la vida de Abigail.

En el mundo actual, una mujer intrépida como Abigail podría haber vuelto a casa, haberse hecho cargo de la hacienda, y administrarla efectivamente. No vivimos en el mundo patriarcal del antiguo Medio Oriente. Pero todavía lidiamos con nociones patriarcales en el trabajo, el hogar y en todas las esferas de la vida. ¿Cómo debe negociar una mujer ezer en semejante ambiente? Al igual que Abigail, podemos tomar decisiones respecto a cuánto estamos dispuestos a aceptar y qué elegimos cambiar. Trabajamos para revertir el patriarcado en el trabajo y en la sociedad en general, pero sabemos que quizá no veamos la desaparición del sexismo en nuestra vida.