La hospitalidad (Hebreos 13:1-3)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Entre las diversas exhortaciones finales de Hebreos 13, hay dos que son especialmente relevantes para el trabajo. Comencemos con Hebreos 13:2, en donde dice, “No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Heb 13:1–2). Este versículo hace referencia a Abraham y Sara cuando recibieron a sus visitantes (Gn 18:1–15), que resultaron ser ángeles (Gn 19:1), los portadores de la promesa de un hijo para Abraham y Sara (Gn 18:10), la cual se destaca de forma prominente en este libro (Heb 6:13–15; 11:8–20). Estos versículos también nos recuerdan los muchos actos de hospitalidad de Jesús (por ejemplo, Mt 14:13–21; Mr 6:30–44; Lc 9:10–17; Jn 2:1–11; 6:1–14; 21:12–13) y de los que lo seguían (por ejemplo, Mr 1:31; Lc 5:9), y las parábolas como la del banquete de bodas (Mt 22:1–4; Lc 14:15–24).

La hospitalidad puede ser una de las formas de trabajo más subestimadas en el mundo, al menos en el mundo moderno en Occidente. Muchas personas se esfuerzan por ser hospitalarias, incluso aunque para la mayoría sea un trabajo no remunerado. Además, cuando se les pregunta cuál es su ocupación, pocos dirían “soy hospitalario”. Es más probable que lo veamos como una diversión o un interés personal, en vez de un servicio a Dios. Sin embargo, la hospitalidad es un gran acto de fe que confía en que la provisión de Dios cubrirá los gastos de ofrecer alimento, bebida, entretenimiento y refugio; que el riesgo de daños o robo de la propiedad será soportable; que el tiempo que se pase con los visitantes no disminuirá el tiempo con la familia y los amigos: y, principalmente, que los visitantes son tan valiosos que vale la pena suplir sus necesidades. Aunque tengamos que esforzarnos bastante para ofrecerla —en la cárcel, por ejemplo (Heb 13:3)—, la hospitalidad es uno de los actos más significativos de trabajo o servicio que los seres humanos pueden hacer (Mt 25:31–40).

Además, casi todos los trabajadores tienen la oportunidad de poner en práctica una ética de hospitalidad en sus trabajos. Muchas personas trabajan en las industrias de la hospitalidad. ¿Reconocemos que estamos cumpliendo Hebreos 13:1–3 cuando entregamos una habitación de hotel limpia y bien cuidada, o una cena saludable y deliciosa, o cuando servimos como proveedores de alimentos en una fiesta o una recepción? Sin importar la industria o la ocupación, todas las interacciones con los compañeros de trabajo, clientes, proveedores o extraños en el lugar de trabajo son oportunidades para hacer que otros se sientan acogidos y valorados. Imagine el testimonio que daríamos los cristianos del amor de Dios si fuéramos reconocidos por ser hospitalarios en nuestra actividad comercial diaria.