Los pronósticos empresariales (Santiago 4:13-17)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

Santiago presenta otra aplicación dándonos una advertencia específica relacionada con los pronósticos empresariales.[1] Para variar, se centra primero en el principio de confiar en Dios. Comienza haciéndonos reflexionar con las siguientes palabras: “Oíd ahora, los que decís: Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y pasaremos allá un año, haremos negocio y tendremos ganancia. Sin embargo, no sabéis cómo será vuestra vida mañana. Sólo sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Stg 4:13–14). Puede que parezca que Santiago condena incluso la planeación empresarial a corto plazo. Sin embargo, lo que le preocupa no es la planeación anticipada, sino que lleguemos a imaginar que tenemos el control de lo que ocurre.

El siguiente versículo nos ayuda a ver lo que Santiago quiso decir en realidad: “Más bien, debierais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Stg 4:15). El problema no es planear; el problema es planear como si el futuro estuviera en nuestras manos. Somos responsables de usar sabiamente los recursos, las habilidades, las conexiones y el tiempo que Dios nos da. Sin embargo, no tenemos el control sobre los resultados. La mayoría de negocios saben muy bien lo impredecibles que son los resultados a pesar de tener la mejor planeación y ejecución que el dinero pueda comprar. El reporte anual de cualquier corporación con cotización bursátil presenta una sección detallada sobre los riesgos que enfrenta la compañía, la cual tiene una extensión de diez o veinte páginas generalmente. Declaraciones como “nuestra cotización bursátil puede fluctuar con base en factores que se salen de nuestro control” dejan claro que las corporaciones seculares conocen bien la imprevisibilidad de la que habla Santiago.

Entonces, ¿por qué es necesario que Santiago les recuerde a los creyentes lo que las empresas comunes ya conocen bien? Tal vez, los creyentes pueden engañarse a sí mismos creyendo que seguir a Cristo les hará inmunes ante la imprevisibilidad de la vida y el trabajo. Esto es un error. Por el contrario, las palabras de Santiago deberían hacer que los cristianos sean más conscientes de la necesidad de la reevaluación, adaptación y ajuste continuos. Nuestros planes deben ser flexibles y nuestra ejecución debe ser sensible a las condiciones cambiantes. En cierto sentido, esta es simplemente una buena práctica de negocios. Pero en un sentido más profundo es un tema espiritual, ya que necesitamos responder no solo a las condiciones del mercado sino también a la guía de Dios en nuestro trabajo. Esto nos lleva de nuevo a la exhortación de Santiago de escuchar con bastante atención. El liderazgo cristiano no consiste en forzar a otros a que cumplan nuestros planes y acciones, sino en adaptarnos a la palabra de Dios y a la guía de Dios paso a paso en nuestra vida.

Parece que estas advertencias reflejan tanto la enseñanza de Jesús como la de los profetas del Antiguo Testamento. Ver, por ejemplo, Ezequiel 34:3; Amós 2:6–7; 5:12; Miqueas 2:2; 6:12–16; Mateo 6:19; Lucas 6:24–25; 12:13–21; 32–34; 16:19–31; 18:18–30. Note también que Santiago 1:1–18 se centra en entender los éxitos y fracasos pasados y presentes, mientras que esta sección se centra en la predicción del futuro.