El trabajo con no creyentes (2 Corintios 6:14-18)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

En 2 Corintios 6:14–18, Pablo habla de la cuestión de estar disparejos (literalmente “en yugo desigual”) con los incrédulos. Esto tiene implicaciones tanto para el matrimonio (que está por fuera de nuestro alcance) como para las relaciones laborales. Hasta este punto, Pablo ha presentado vívidamente la importancia de las buenas relaciones con las personas con las que vivimos y trabajamos. Pablo dice en 1 Corintios 5:9–10 que debemos trabajar con no cristianos, y habla de cómo hacerlo en 1 Corintios 10:25–33. (Ver “La gloria de Dios es la meta suprema (1 Corintios 10)” para más información).

Aquí, Pablo nos alerta sobre establecer convenios laborales con no creyentes, haciendo referencia a Deuteronomio 22:10, que advierte en contra de arar con un buey y un asno juntos. Tal vez esto se debe a que el asno lucharía por tirar de la carga del buey y el buey no podría ir tan rápido como el asno. En 2 Corintios, Pablo está hablando de una realidad espiritual más profunda, aconsejándole al pueblo de Dios que tenga cuidado de no unirse en yugo con personas que trabajan para la ilegalidad, la oscuridad, la adoración de ídolos y el mismo Satanás (2Co 6:14–15).

Aunque es claro que somos llamados a amar, servir y trabajar con personas no creyentes, Pablo dice que no debemos unirnos “en yugo desigual” con ellos. ¿Qué significa estar unidos en yugo desigual? La respuesta se encuentra en el contraste de estar en yugo con Jesús, que dice, “tomad Mi yugo sobre vosotros” (Mt 11:29). Una parte del yugo está alrededor de nosotros y la otra está en los hombros de Jesús. Jesús, como el buey que dirige en un equipo, determina nuestra carga, ritmo y camino, y nosotros nos sometemos a Su liderazgo. Por medio de Su yugo, podemos sentir Su jalón, Su guía, Su dirección. Por medio de Su yugo nos entrena para trabajar eficazmente en Su equipo. Su yugo es el que nos guía, nos sensibiliza y nos ata a Él. Estar en yugo con Jesús nos convierte en Sus socios en la restauración de la creación de Dios en todas las áreas de la vida, como vimos en 2 Corintios 5:16–21. ¡Ningún yugo que nos aleje del yugo de Jesús podría ser igual al Suyo! Jesús nos dice, “Mi yugo es fácil y Mi carga ligera” (Mt 11:29). El trabajo que estamos haciendo con Él no es nada menos que la transformación de todo el cosmos.

Cuando Pablo nos dice que no nos unamos en yugo desigual en las relaciones laborales, nos advierte que no nos enredemos en compromisos laborales que evitan que hagamos el trabajo que Jesús tiene para nosotros, o que evitan que trabajemos en yugo con Jesús. Aquí hay un elemento ético fuerte. Pablo pregunta, “¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad?” (2Co 6:14). Si lo que nos demanda un compromiso laboral nos lleva a perjudicar a los clientes, engañar a los electores, engañar a los empleados, abusar de los compañeros de trabajo, contaminar el medioambiente, u otros similares, nos hemos unido en yugo en una violación de nuestros deberes como mayordomos del reino de Dios. Además, estar en yugo con Jesús nos lleva a trabajar para reconciliar y renovar el mundo a la luz de las promesas de Dios del “reino venidero”.

Entonces, estar en yugo desigual con los incrédulos es estar en una situación o relación que nos ata a decisiones y acciones de personas cuyos valores y propósitos son incompatibles con los valores y propósitos de Jesús. Probablemente —y es lo más recomendable— haremos todo lo posible para evitar trabajar con personas que nos obligarían a actuar en contra de nuestras creencias. Pero aunque eso no suceda, muchas de las motivaciones, valores y métodos laborales de nuestros supervisores y colegas en la mayoría de trabajos puede que no sean compatibles con nuestras creencias como cristianos. El ambiente y las creencias de los que trabajan con usted pueden tener una influencia negativa en su fe y su vida cristiana. Sin embargo, la mayoría de nosotros trabaja entre no creyentes, lo que Pablo asume que es la situación normal de los cristianos. Entonces, ¿cómo vamos a aplicar su prohibición en contra del yugo desigual?

Comencemos mirando la contratación. La contratación es un convenio en el que usted hace el trabajo acordado a cambio de la remuneración acordada. En la medida en que sea posible terminar su contrato voluntaria y justamente en caso de que se vuelva dañino para usted u otros, tiene la libertad de salir de ese yugo. ¿Cómo se sabe si es necesario salir del yugo o terminar un contrato de trabajo? Veremos dos situaciones bastante diferentes.

Primero, imagine que usted es contratado por una organización que es ética por lo general, pero está rodeado de personas que no creen lo mismo que usted y la influencia de ellos perjudica su vida de fe. Este discernimiento puede ser diferente para cada creyente. Algunos pueden mantener su fe en medio de las tentaciones y la incredulidad a su alrededor y otros no. Las tentaciones como el dinero, el poder, la inmoralidad sexual y el reconocimiento pueden ser abrumadoras en muchos ambientes laborales, y la prohibición de Pablo indica que es mejor salir de ese “yugo” del empleo que ser contaminado en cuerpo y espíritu o poner en peligro su relación con el Señor. Por otra parte, algunas personas pueden trabajar en medio de las mismas tentaciones y ser testimonio de la verdad, el amor y la esperanza del evangelio. Usualmente, ellos necesitan a alguien que esté por fuera de las tentaciones de su trabajo para que los ayude a mantener su fe.

Ester es un ejemplo interesante de este tipo de situación. Dios la llamó al harén del rey Asuero para que pudiera servir como protectora de su pueblo judío (Est 4:12–16). Las tentaciones de ese “trabajo” eran proteger su estatus y su privilegio siendo la reina escogida del rey (Est 4:11–12). Tal vez habría podido sucumbir ante las tentaciones de esa vida lujosa si su tío, Mardoqueo, no hubiera estado pendiente de ella todos los días (Est 2:11) para guiarla y eventualmente pedirle que arriesgara su vida para salvar al pueblo (Est 4:8). (Ver “El trabajo dentro de un sistema caído (Ester)” para más información).

Ester podía influir de una forma considerable en el rey, pero también era extremadamente vulnerable a desagradarlo. Este parece ser un caso claro de estar en “yugo desigual”. Pero al final, su yugo con Dios fue más fuerte que su yugo con el rey, porque estuvo dispuesta a arriesgar su vida por hacer la voluntad de Dios. Esto indica que entre más dispuesto esté a sufrir las consecuencias de decir “no” cuando lo inviten a ir en contra de sus creencias, más fuerte será la relación que puede establecer con personas no creyentes permaneciendo en yugo con Jesús. Una implicación importante de esto es que se debe evitar depender tanto de un trabajo que no pueda considerar si es necesario renunciar. Si sus gastos y sus deudas están al nivel de sus ingresos, o incluso más, cualquier trabajo se puede convertir rápidamente en una clase de yugo desigual. Tener un estándar de vida más modesto y ahorrar generosamente —si es posible— puede facilitar la permanencia en yugo con Cristo si las cosas salen mal en el trabajo.

El segundo ejemplo de “yugo desigual” puede ser una sociedad de negocios con un no creyente. Sería una sociedad mucho más igualitaria en términos de poder, pero igualmente arriesgada en términos éticos. Cuando un socio firma un contrato, gasta dinero, compra o vende propiedades —o infringe la ley—, el otro socio está atado a esa acción o decisión. Esta clase de sociedad podría ser más como la del buey y el asno: dos socios halando hacia direcciones opuestas. Además, sabemos por experiencia que incluso las sociedades entre creyentes también tienen algo de riesgo, ya que los cristianos también siguen siendo pecadores. Entonces, todas las sociedades de negocios requieren sabiduría y discernimiento, y la habilidad y disposición para terminar la sociedad cuando sea necesario, incluso aunque cueste mucho hacerlo. La prohibición de Pablo en 2 Corintios 6 debería, como mínimo, ser una razón para orar y discernir antes de asociarse con alguien, y tal vez, para incluir algunas limitaciones contractuales en el contrato.

Por supuesto, existen muchas otras clases de relaciones laborales como la compra y venta, las inversiones, la contratación y subcontratación y las asociaciones comerciales. La advertencia de Pablo en contra del yugo desigual nos puede ayudar a discernir cómo y cuándo comenzar tales relaciones, y tal vez más importante, cómo y cuándo salir de ellas. En todas estas relaciones, los peligros se incrementan cuando nos volvemos más dependientes de ellas que de Cristo.

Finalmente, debemos ser cuidadosos de no convertir las palabras de Pablo en una mentalidad de “nosotros contra ellos” en contra de los no creyentes. No podemos juzgar o condenar a los incrédulos asumiendo que inherentemente no tienen ética, ya que Pablo mismo se rehusó a hacerlo. “¿Por qué he de juzgar yo a los de afuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro de la iglesia? Pero Dios juzga a los que están fuera” (1Co 5:12–13). La verdad es que, todos los días, nosotros mismos necesitamos que la gracia de Cristo impida que engañemos a los demás con nuestro propio pecado. Somos llamados no a juzgar y a discernir si nuestro trabajo está cumpliendo con los propósitos y caminos de Cristo.

An incident reported confidentially to a member of the Theology of Work Project Steering Committee. Recorded August 24, 2011 at the Theology of Work Project 2011 summer conference in Los Angeles.