Los recursos espirituales disponibles (1 Corintios 1:4-9)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

De acuerdo con las convenciones de escritura de las cartas antiguas, luego de un saludo venía una sección en la que el autor alababa al receptor.[1] En la mayoría de sus cartas, Pablo modifica esta forma literaria dando acción de gracias en vez de alabanza, usando una frase estándar muy parecida a la que tenemos aquí: “Siempre doy gracias a mi Dios por vosotros…” (ver 1:4, así como Ro 1:8; Fil 1:3; Col 1:3; 1Ts 1:2 y 2Ts 1:3). En este caso, Pablo expresa su agradecimiento por que los creyentes corintios han experimentado la gracia de Dios en Cristo. Esto implica más que una piedad incierta, ya que Pablo tiene algo bastante específico en mente. Los creyentes en Corinto han sido “enriquecidos en [Cristo]” (1Co 1:5) para que no les falte nada “en ningún don, esperando ansiosamente la revelación de nuestro Señor Jesucristo” (1:7). Pablo nombra dos dones de forma específica, que son la palabra y el conocimiento, de los cuales la iglesia en Corinto gozaba en abundancia.

Para nuestros propósitos, es especialmente importante notar que Pablo está convencido de que los creyentes en Corinto han recibido los recursos espirituales que necesitan para cumplir su llamado. Dios los ha llamado y les ha dado dones que les permitirán ser “irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo” (1:8). Aunque el día del perfeccionamiento no ha llegado todavía, los cristianos ya tienen acceso tanto en el trabajo como en cualquier otro lugar a los dones que darán un fruto completo en ese día.

Es difícil imaginar que todos los cristianos en Corinto pensaran que su trabajo era una ocupación especial que Dios diseñó individualmente para cada uno. Como veremos más adelante, la mayoría eran esclavos o trabajadores comunes. Seguramente, lo que Pablo quiere decir es que incluso si la ocupación de una persona parece o no especial, Dios da los dones necesarios para hacer que el trabajo de todos contribuya a Su plan para el mundo. No importa lo insignificante que pueda parecer nuestro trabajo, no importa lo mucho que deseemos tener un trabajo diferente, el trabajo que hacemos ahora es importante para Dios.

Peter T. O’Brien, Introductory Thanksgivings in the Letters of Paul [Los agradecimientos introductorios en las cartas de Pablo], en vol. 49 de Novum Testamentum (Leiden: Brill, 1977), 11.