Conclusiones de Rut

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

El libro de Rut presenta una historia poderosa de Dios trabajando, dirigiendo eventos en todas partes para cuidar de Su pueblo, y aún más importante, para alcanzar Sus propósitos. La fidelidad —tanto la de Dios a Su pueblo como la del pueblo hacia Dios— se representa por medio del trabajo y de la productividad resultante. Los personajes en el libro trabajan de forma diligente, justa, generosa, ingeniosa, de acuerdo con la ley y la inspiración de Dios. Ellos reconocen la imagen de Dios en los seres humanos y trabajan juntos en armonía y con compasión.

A partir de los eventos del libro de Rut, podemos concluir que los cristianos en la actualidad debemos reconocer no solo la dignidad, sino también el valor del trabajo. El trabajo le da la gloria a Dios. Trae beneficios para otros. Es un servicio para el mundo en el que vivimos. Como cristianos, podemos estar acostumbrados a reconocer la mano de Dios más claramente en el trabajo de los pastores, misioneros y evangelistas, pero su trabajo no es el único legítimo en el reino de Dios. El libro de Rut nos recuerda que el trabajo común, como por ejemplo el de la agricultura, es un llamado lleno de fe, ya sea que lo realicen los propietarios adinerados de tierras o los extranjeros que han sido abatidos por la pobreza. Alimentar a nuestras familias es un trabajo santo y todo el que pueda ayudar a otros a alimentar a sus familias se convierte en una bendición de Dios. Todas las ocupaciones lícitas son trabajo de Dios. Por medio de nosotros Dios hace, diseña, organiza, embellece, ayuda, lidera, cultiva, cuida, sana, empodera, informa, decora, enseña y ama. Nosotros somos las alas de Dios.

Nuestro trabajo honra a Dios cuando tratamos a nuestros compañeros con honor y dignidad, sea que tengamos el poder de darle forma a las condiciones laborales de otros o que nos pongamos a nosotros mismos en riesgo al defender a los demás. Vivimos nuestro pacto con Dios cuando trabajamos por el bien de los demás seres humanos, especialmente los que son marginados social y económicamente. Honramos a Dios cuando pensamos en los intereses de los demás y hacemos todo lo que está a nuestro alcance para que su trabajo sea afable y para fomentar su bienestar.