Coordinación (Josué 13-22)

Comentario Bíblico / Producido por el Proyecto de la Teología del trabajo

La longitud del texto que describe la distribución del terreno en Josué 13 al 22 refleja el rol fundamental de la tierra en la formación de la identidad de Israel, aunque puede ser una lectura aburrida si no miramos el panorama general. Estos capítulos muestran con detalle el trabajo de establecer fronteras, asignar ciudades y crear procesos para resolver conflictos —el trabajo de organizar y cultivar una sociedad para que haya prosperidad social y para glorificar a Dios. Josué tomó medidas minuciosas para asegurar que la distribución se hiciera de forma equitativa (Josué 14:1-2). Tales pasajes nos recuerdan que el trabajo productivo depende en gran medida de la cooperación y el juego limpio, es decir, de organización y justicia. Los israelitas deben saber qué le pertenece a quién para así poder organizar sus comunidades de una manera pacífica y productiva. Abordar las realidades de la organización geográfica y social requiere trabajo (en este caso, bastante trabajo).

Estas realidades se pueden entender de una forma especial en Josué 22, cuando se acusa de separatismo a las tribus del otro lado del Jordán luego de que levantaran un altar en su territorio. Resulta que la instalación del altar conmemorativo es un movimiento inteligente por parte de esas tribus, ya que les ayuda a mantener su posición dentro de Israel.

Si fue rebelión, o una infidelidad contra el Señor, que no nos salve hoy. Si nos hemos edificado un altar para apartarnos de seguir al Señor, o para ofrecer holocausto u ofrenda de cereal sobre él, o para ofrecer en él sacrificios de ofrendas de paz, que el Señor mismo nos lo demande. En verdad, hemos hecho esto más bien por temor, diciendo: “El día de mañana vuestros hijos pudieran decir a nuestros hijos: ‘¿Qué tenéis que ver vosotros con el Señor, Dios de Israel? Porque el Señor ha puesto el Jordán por límite entre nosotros y vosotros, hijos de Rubén e hijos de Gad; vosotros no tenéis parte con el Señor.’ Así vuestros hijos podrían hacer que nuestros hijos dejaran de temer al Señor. Por tanto, dijimos: “Construyamos ahora un altar, no para holocaustos ni para sacrificios, sino para que sea testigo entre nosotros y vosotros, y entre nuestras generaciones después de nosotros, que hemos de cumplir el servicio del Señor delante de Él con nuestros holocaustos, con nuestros sacrificios y con nuestras ofrendas de paz, para que en el día de mañana vuestros hijos no digan a nuestros hijos: ‘No tenéis porción en el Señor’. (Jos 22:22-27)

Gracias a los detalles, podemos ver que la distribución justa de la tierra, la creación de estructuras gubernamentales, la resolución de conflictos y la preservación de una misión unida eran procesos complejos. Josué estaba a cargo en general, pero todo el pueblo desempeñaba roles e incluso los enfrentamientos y el posicionamiento astuto eran necesarios para mantener a una nación de individuos imperfectos trabajando en armonía. Esto nos puede dar una percepción de la ciencia y práctica de la administración en la actualidad. Construir una cadena de suministro internacional, por ejemplo, requiere alinear los intereses, comunicar especificaciones, compartir ideas, resolver intereses competitivos pero cooperativos, incrementar la rentabilidad propia sin llevar a pérdidas en otros aspectos, atraer y motivar a los contribuyentes habilidosos y superar los obstáculos impredecibles, de la misma forma en la que lo tenían que hacer los líderes de Israel. Esta también es una realidad en las universidades, organismos gubernamentales, bancos, cooperativas agrícolas, empresas de comunicación y prácticamente en todos los lugares de trabajo. La sociedad también depende de aquellos que investigan y enseñan métodos administrativos y que por ende le dan forma a las políticas corporativas y gubernamentales.

Si Dios guio a Josué, a los demás líderes y al pueblo de Israel, ¿puede guiar a los administradores hoy día? Tenemos los recursos de la Escritura, la oración, la adoración, los estudios grupales y el consejo de otros cristianos. Exactamente, ¿cómo podemos entretejer estos recursos en las formas en las que recibimos la guía de Dios en nuestras labores de administración, gerencia y liderazgo?

Aunque la posesión de la tierra y el gobierno del pueblo eran de primera importancia para los israelitas, los últimos capítulos de esta sección indican que no se había completado ni la conquista de la tierra ni la organización de la nación. Capítulo tras capítulo escuchamos la alarmante frase “pero no expulsaron”, refiriéndose a las diferentes tribus cananeas en sus territorios (Jos 15:63, 16:10, 17:12-13). El Señor le había ordenado a Israel que expulsara a los cananeos con el fin de establecer un nuevo orden que no se distorsionara por las prácticas abominables de los ocupantes previos. La presencia continua de los cananeos se convierte en una de las causas principales de la infidelidad de Israel al pacto de Dios, aunque esto no ocurrió en el periodo que cubre el libro de Josué.